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MAR DEL PLATA

Palabras del Gobernador Kicillof durante el cierre del II Congreso Productivo Bonaerense

Miércoles 3 de Julio 2024

Muchísimas gracias a todos y a todas. Empiezo felicitando a quienes organizaron este Congreso, a nuestro ministro de Producción, a nuestro ministro de Desarrollo Agrario, agradeciendo a todos los intendentes y a todos los que nos acompañan.

Estuvimos hoy inaugurando una sucursal del Banco Provincia muy esperada desde hace mucho tiempo. Ya habíamos estado poniendo en valor, las instalaciones del banco de Mar del Plata, pero en Batán no había una sucursal. Así que eso es para la gente que vive acá. Estoy muy feliz de haber participado en estas actividades, con inauguraciones.

Quiero, también, agradecerle, especialmente, a los empresarios, a las empresarias, a los científicos, a las científicas, a los tecnólogos, a las tecnólogas, a los rectores, a las rectoras, a la gente de la ciencia, de la universidad, del sistema educativo de la provincia de Buenos Aires. Y también a los directivos de diferentes organizaciones empresarias que nos acompañan, que han expresado su opinión. Me parece que haber batido todos los récords de concurrencia que teníamos en encuentros del sector productivo también es una señal. Señal de que la industria argentina, la industria bonaerense, los productores y productoras bonaerenses no se rinden, no bajan los brazos. Al revés, se reúnen, intercambian, reflexionan, recapacitan, proponen.

Estamos en una situación que requiere de una reflexión muy profunda, muy importante. Creo que si uno puede señalar algo, no positivo, pero algo interesante de esta etapa es que se están dando profundas discusiones. Obviamente, con más superficialidad de la que a uno le gustaría. Pero se están dando profundas e importantes discusiones en la Argentina para evaluar un poco el pasado, por supuesto, para recapitular el pasado reciente y el pasado también distante, pero también para hablar del presente y, sobre todo, para discutir el futuro.

Uno lee el temario, los títulos y los subtítulos de cada una de las mesas, de los espacios de discusión, de la agenda que ha tenido este congreso y, la verdad, es que son admirables, excelentes. Se han discutido tanto cuestiones del sector productivo industrial, como del sector agropecuario; se ha discutido sobre ciencia y tecnología, sobre servicios, sobre turismo, sobre infraestructura pública y se ha discutido, también, sobre cuestiones del comercio, sobre las pymes, sobre el sistema financiero. Se han tocado todos los temas, incluso la cuestión de género. Es decir que se ha hecho, a través de la agenda, un paneo importante: las cuestiones impositivas, el papel del Estado, el papel del mercado, las cuestiones ambientales, las cuestiones de la producción, pero también del empleo y del trabajo.

Este congreso ha tenido un carácter abierto, amplio, pluralista. Me han contado que hubo discusión, que hubo debate, posturas distintas, por supuesto que bienvenidas esas posturas diferentes y muy agradecidos por la participación. Creo que en este congreso, también, se han dado cita algunos empresarios, algunos sectores que no habían venido antes, que no nos habían acompañado a otras discusiones de ese tipo. Y eso marca la importancia, marca la necesidad, marca la urgencia de dar ciertas discusiones hoy en la Argentina y en la provincia de Buenos Aires.

Para comenzar, quiero señalar por qué un congreso de esta naturaleza es tan convocante y tan importante en nuestra provincia. Porque la provincia de Buenos Aires tiene una estructura, una matriz, que pone a la producción en el centro. Somos, decimos muchas veces, el corazón productivo de la Argentina. Y la verdad es que, cuantitativamente, somos 23 provincias, pero la importancia relativa de la provincia de Buenos Aires, su peso en materia demográfica, por supuesto, poblacional, en dimensión geográfica también, pero en materia productiva, el peso de nuestra Provincia es abrumador. 

En la provincia de Buenos Aires tenemos el 38 por ciento de la población, el 36 por ciento del producto bruto interno de la Argentina, el 50 por ciento de la industria manufacturera, casi el 40 por ciento de la producción agropecuaria. Acá, en Mar del Plata, tenemos el 44 por ciento del empleo industrial de la Argentina. Tenemos también el 40 por ciento de las exportaciones, el 50 por ciento de las exportaciones manufactureras. Y podría seguir enumerando..

Creo que se comprende bien, se conoce y, de alguna manera, se naturalizó. Por eso no sorprende que una sola jurisdicción concentre el entramado productivo de un país, su capacidad exportadora y su mano de obra más calificada, y que tengamos, también, 25 universidades en el territorio de la provincia. Este congreso ha recorrido todo el espinel de temáticas y problemáticas que hacen a las cuestiones centrales de la provincia de Buenos Aires. Y, por eso, hablar de la provincia de Buenos Aires en materia productiva es, prácticamente, hablar del país. Es medio país concentrado en nuestra provincia.

Si tengo que resumirlo en una sola conclusión, es que el Estado no es algo optativo. No es que se puede ver cómo hacemos estas cosas sin Estado. Creo que es absurda esa idea absolutamente minoritaria, casi inexistente en tanto opinión, que considera que podría haber un país, un sistema productivo, un capitalismo sin Estado. Es absurda la pretensión de destruir el Estado, y de que nos quedemos sin Estado. La verdad es que creo que es una opinión tan minoritaria que no es una discusión. Se convirtió en una discusión en la Argentina actual porque, quien preside hoy a través de un cargo electivo pero, quien es presidente de la Nación, anda diciendo que vino a destruir el Estado. Pero la verdad es que, sin faltar el respeto a nadie, considero que es absolutamente absurdo y casi para no tomar en serio.

Y digo más, porque nosotros como provincia productiva, como provincia con tanta importancia y tanta envergadura productiva, nunca hemos visto , fuera de discusión de tasas impositivas, o cuestiones por el estilo, que por supuesto se pueden discutir y en las que puede haber una posición u otra, pero no hemos escuchado a nadie que nos haya dicho que quiere menos Estado. Porque los empresarios y empresarias de la provincia de Buenos Aires, cuando uno recorre sus empresas y los distritos, y nos dicen que falta más educación pública, más salud pública, más infraestructura, que quieren tal ruta o más seguridad. Y eso lo da el Estado. Nadie impide que el mercado y el privado den salud, den educación, incluso que hagan algunas obras.

Pero todos saben que una gran autopista, como la autopista que hemos hecho ahora con la Ruta 11, le cambia la vida a una región, le cambia la vida a distritos enteros, les da más muchísima más productividad, muchísima más competitividad. Todo lo que se busca, desde el punto de vista privado, resulta que proviene de una decisión pública y de gran inversión pública.

Es conocido un discurso de Obama, el presidente de los Estados Unidos, donde menciona una reunión que tuvo con empresarios que le planteaban diferentes cuestiones y él les dijo: “miren, la autopista por la que ustedes vinieron, los desagües, la iluminación, el aeropuerto en el que bajaron sus jets privados, todo eso lo hizo el Estado”. Así que vamos a dejar claro el primer punto: es falso, es absolutamente ridículo, no se discute en ningún lado y, sin embargo, hoy parece ser una discusión. Acá hay que dejarlo muy en claro: Estado y mercado no son contradictorios.

Necesitamos, para tener más actividad privada, un Estado que sea mejor, que llegue más, que ayude más, pero no es sin Estado. Y en la provincia de Buenos Aires, nadie nunca me dijo que destruya al Estado, porque me piden más escuelas, más hospitales, más autopistas, más patrulleros. Más Estado, no menos Estado, mejor, por supuesto, pero necesitamos un Estado presente. Y lo necesitan nuestras pymes y nuestras grandes empresas. Y por supuesto, lo necesitan los sectores populares, lo necesita el interior, lo necesita el conurbano.

Entonces, en ese sentido, creo que hay que partir de ahí, porque se están dando discusiones extrañas y peligrosas, peligrosas en sus resultados. Porque el otro día veíamos cómo echaban trabajadores y trabajadoras del INTI, por ejemplo. Y nosotros lo necesitamos, y lo hemos pedido, y nos lo pide nuestro sistema productivo. Cuántas veces me han pedido que vayamos al INTI para pedir que haya más velocidad, más resultado, más respuesta. Necesitan al INTI, ¿y qué decían en el INTI? Que faltan más capacidades, más inversión. Falta más INTI, no menos INTI. Así que desde acá el apoyo y el acompañamiento a las trabajadoras y los trabajadores despedidos.

Lo mismo sucede con el tema de las universidades. Sé que hubo reuniones con los rectores, sé que hubo discusiones sobre el papel del sistema educativo y del sistema científico y tecnológico. ¿Pero por qué esto es una falsa discusión? Porque no hay contradicción. Es mentira. Es una de esas falsas antinomias, falsas contradicciones, como si uno tuviera que elegir todo Estado o todo mercado. Eso no existe. Pero, además, la verdad es que no son contradictorios. Uno podría discutir el rol, la articulación, hasta los tamaños. Pero la verdad es que no hay tal cosa como una decisión y no existe en el planeta. Desde que el capitalismo existe, no pasó en ningún lado. Ni siquiera en algunos países que tenían un régimen socialista. No era que no hubiera actividad privada.

Nos dicen que el modelo a buscar, el paraíso perdido, está allá por el siglo XIX, es el modelo agroexportador. Quienes por nuestra especialización, por nuestra formación, estudiamos la historia económica de la Argentina, a veces nos preguntamos si desconocen, si pueden ser tan ignorantes, si se puede desconocer todo y con tanta impunidad decir cualquier cosa.

Estamos hablando de una etapa de la economía argentina donde, después de la unidad nacional, después de 1880, empieza a insertarse en el mundo a través de la exportación de materia prima. Era la época donde vendíamos el cuero y nos mandaban los zapatos. Era la época donde teníamos materia prima de bajo nivel de valor agregado, de elaboración, de producción, de sofisticación. Y todo el mundo sabe que ese modelo no remite a una discusión de si tenemos o no que tener actividad primaria o agropecuaria. Parece que de nuevo nos ponen en un falso dilema y tratan de convencernos de que deberíamos ir a un modelo absolutamente primarizado, porque es ahí a donde tenemos que volver.

Me parece que basta con estudiar la situación de los trabajadores y las trabajadoras, la situación de la clase obrera. Creo que fue Julio Argentino Roca el que contrató a Bialet Massé para hacer los estudios sobre la condición de vida de los trabajadores y las trabajadoras de la Argentina. Fueron gobiernos de esa época, que eran gobiernos de inclinación liberal. Aún en ese momento, cuando había gobiernos de inclinación liberal, no estaba la idea de que había que destruir el Estado. Todo lo contrario. Y menos todavía la idea de que había que destruir el sistema educativo.

Nuestro ministro de Educación siempre cuenta que en la época en que nosotros estábamos con la 1420, la ley que sanciona educación pública, gratuita y obligatoria, pública, gratuita y obligatoria en la Argentina, que era un instrumento que todos entendían para la formación, pero también tenía que igualar, generar igualdad de oportunidades y generar una unidad nacional, expresada en las conciencias, en las mentes, en los corazones de nuestro pueblo. Entonces había que enseñar muchas cosas: a leer y a escribir, a sumar y a restar, había que enseñar los contenidos, pero también había que enseñar la bandera, la Patria. Es decir, tenía varias funciones. Y, en ese mismo momento, en 1888 recién fue abolida la esclavitud en Brasil.

O sea, nosotros estábamos en la Argentina con la educación pública, gratuita y obligatoria, y otros países del continente y de la región recién estaban saliendo del régimen esclavista. Entonces, aún Alberdi, Sarmiento, el propio Roca, todos tenían claro que no hay posibilidad de hacer un país pujante, de hacer un país más vivible, más digno, más igual, más inclusivo y más democrático si no hay educación pública, gratuita y obligatoria.

Nos quieren hacer discutir de nuevo cosas que ya están saldadas, que son debates anacrónicos. Y nos quieren hacer volver al modelo primarizante, exportador, sin ningún valor agregado, o con muy poquitos encadenamientos productivos.

Por eso creo que nos han puesto estos debates de manera muy descarnada y muy extrema. Creo que discuten también con fantasmas en base a ideas anacrónicas. Pero, así y todo, nos hemos reunido en este congreso para hacer algo que es necesario, que es urgente, pero además que se tiene que escuchar bien: en la provincia de Buenos Aires no estamos dispuestos a volver al modelo agroexportador. Nosotros queremos tener una producción agropecuaria, por supuesto, pero poniéndole todo el trabajo argentino que podamos a esa producción agropecuaria.

Queremos tener materia prima, que sean muy valiosas y muy buscadas, pero queremos producirlas acá en la Argentina y en la provincia de Buenos Aires. Y queremos, también, tener industria. Y para tener industria necesitamos tener universidad. Y teniendo universidad, necesitamos tener un sistema científico tecnológico avanzado. Hemos tenido premios nobeles; somos un país que tiene una gran tradición universitaria desde la Reforma del ‘18, luego con la gratuidad científica, tecnológica. Y eso tiene que ver con la naturaleza industrial de la Argentina.

Y con respecto al modelo agroexportador al que nos quieren llevar, nos quieren llevar a una época que no existe más. Y, además, es profundamente anacrónica, está profundamente fuera de época. Hoy, en todos los países del mundo —partiendo de los países más desarrollados, que a veces nos señalan como destino y como ejemplo— se encuentran discutiendo cómo hacer para que en su propio país haya más producción, y que esa producción sea más avanzada, que esté la industria en punta. Y todos se dan cuenta de que tiene que haber un Estado presente para que eso ocurra.

Y vemos que en las principales potencias, en los países capitalistas, —aún en aquellos que tienen puntos de vista en el espectro ideológico con el que uno no coincidiría—, es la era y la época de los nacionalismos, entendidos como qué puedo hacer desde el Estado y con los instrumentos del Estado para beneficiar a los ciudadanos y ciudadanas de mi país, a mi país.

Así que defender la industria es defender la Provincia. Defender la Provincia es defender la Nación. Defender la Nación es ser bien argentinos. Así que lo nacional, lo propio, lo nuestro es lo que tenemos que defender. Nunca se ha visto, incluso con estas ideas, que haya quienes quieran subordinarse a los intereses externos, extranjeros. No se entiende. Está fuera de contexto. Está absolutamente desubicada esa ideología, pero va teniendo consecuencias. Los números que podemos ver hoy —las estadísticas de los salarios, la caída de los salarios que se ha producido y de los ingresos de los sectores formales e informales, de los sectores populares en general, de los jubilados y las jubiladas también— demuestran que ha habido un ataque frontal a los ingresos de las grandes mayorías en la Argentina. Y eso ha tenido un resultado: han caído, aproximadamente, 20 por ciento los salarios y las jubilaciones.

Es una de las caídas más abruptas y más fuertes que uno tiene memoria en la historia nacional. Le han dado un golpe inmenso a los salarios, al bolsillo de las grandes mayorías del pueblo argentino, de nuestra sociedad, de nuestra provincia. Ha habido una caída fortísima de los ingresos.

Y hay quienes defienden al modelo agroexportador porque era, obviamente, un modelo de salario bajos. Así que hay quienes piensan que está muy bien que bajen los salarios, porque les parecían muy altos, sobre todo en los 12 años donde gobernaron Néstor y Cristina. Les parecía que los salarios eran excesivamente altos, entonces la idea de bajar los salarios les parece que es para generar más productividad, más competitividad. Y estamos viendo las consecuencias. Bajan los salarios ¿y qué es lo que pasa después? Cae el consumo. Y cae el consumo pero no se termina ahí, si no que caen las ventas, caen los ingresos también de los sectores que le venden a la sociedad.

Entonces uno entiende que la caída de los salarios detona el mercado interno y, al romper el mercado interno, empieza a caer ya no sólo el consumo, sino también la producción. Y si cae la producción, el próximo paso es que cae el empleo. Todo esto que es un modelo teórico, no es muy monetarista que digamos, y menos todavía austríaco, pero lamentablemente antes de ayer estábamos conmemorando que la única verdad es la realidad. Y lo que están haciendo es romper el aparato productivo, romper los ingresos, romper las familias, romper los hogares.

Y es una política económica que está encaminada y dirigida a esto, eso es que les vaya bien. Por eso cuando nos dicen que lo dejemos gobernar, que no discutamos, que no propongamos otras cosas, que no planteemos discusiones y debates, respondemos ¿y qué hacemos con lo que se escucha en cada una de las mesas de este congreso y con lo que se ve en las estadísticas? Caída del salario, caída récord del consumo, luego caída de las ventas y la producción, y ahora un incremento fortísimo del desempleo.

Algunos dicen que como el Gobernador de la provincia de Buenos Aires es keynesiano, entonces tiene una pelea teórica con los austríacos Como si esto fuera Keynes contra Hayek. Y no es así. Esto es la vida, es el laburo, la industria, la producción, la dignidad de un pueblo, que es el pueblo de la provincia de Buenos Aires contra un modelo que la está agrediendo, que la está perjudicando y que lo vemos todos los días, con empresas que empiezan a cerrar, turismo que no arranca, problemas por todos lados, ocasionados por una política económica inadecuada para nuestra provincia.

Cuando dicen que van a cortar determinados gastos —porque consideran que había mucho gasto— pero que va a ser un ajuste sobre la casta, o sobre la política ¿qué es lo que realmente sucede? Estamos viendo que los rubros que se han ajustado, el rubro que explica un tercio de todo el ajuste que ha hecho el Gobierno nacional son los haberes de los jubilados y las jubiladas. Más lejos de la casta que los jubilados y jubiladas argentinas no hay. Y fueron las principales víctimas del ajuste. Y luego de eso, los tarifazos. Porque quitan lo que otorgaba el gobierno anterior como salario indirecto. Muchos lo llaman subsidio, pero se está viendo por todos lados que quien antes iba a laburar en colectivo, y eso lo pagaba de su bolsillo, del sueldo que recibía, hoy entre la caída del sueldo y el aumento del boleto tiene que cobrar aparte un viático.

Entonces, muchos sectores que antes no cobraban viáticos, ahora necesitan hacerlo porque el boleto cuesta, por ejemplo, acá en Mar del Plata, 940 pesos. Nosotros duplicamos los subsidios que pone la Provincia de Buenos Aires, así que carta para el intendente, porque estamos haciendo un esfuerzo grande en la Provincia.

Pero ahora, algunos que se preguntaban cómo iba a estar el boleto del colectivo barato, menos que el costo, hoy se dan cuenta de que si no lo tiene que pagar el empresario, entonces comprenden que en realidad eso no era algo para beneficiar abstractamente a no sé quién, sino que era parte del salario indirecto, que ahora, como no existe más, tiene que aparecer en el salario directo. O sea, que además era una política que liberaba ingresos para consumo; consumo que después iba a los mostradores y, por ende, a la producción.

Otro punto: redujeron la obra pública, la cortaron completamente. Nunca se vio. Pararon obras públicas que estaban muy avanzadas, con un grado de avance grandísimo. Además, de ser una medida totalmente equivocada, es también una decisión tonta. Porque ahora dicen que quieren reactivar lo que antes cortaron, pero reactivar 6, 7 meses después… Los intendentes que hoy me acompañan saben que reactivar una obra que se ha parado no es algo sencillo. A veces porque ha sido intrusada, otras vandalizada, pero además porque hay que ir a ver los contratos, por si llega a haber problemas judiciales. No es buena idea parar la obra pública.

Han parado toda la obra pública en la Argentina. Ese es el otro elemento. que después lo vemos reflejado en los 100.000 desempleados de la construcción. Y ahí está otro de los conceptos que teóricamente están en discusión, que en la teoría económica, en la historia económica se lo conoce como multiplicador. ¿Y qué significa el multiplicador de la inversión pública? Nosotros estamos haciendola Ruta 11 de Mar Chiquita a Villa Gesell, porque la Provincia no paró la obra pública. Hay una inversión pública en esa ruta, ahí hay laburantes, hay empresas, reciben ingresos y después van con esos ingresos y no van ni a la timba, ni a los títulos públicos, van al consumo. Y cuando van al consumo entonces generan también más demanda.

Y cuando hay demanda, aparece más producción. Y si hay más producción aparecen los trabajadores que tienen que llevar adelante esa producción, que a su vez reciben sueldo y cuando reciben sueldo también lo gastan. Entonces, ese efecto de la inversión pública es algo que está muy estudiado, pero va para un lado y va para el otro. Si de pronto 100.000 laburantes se quedan en la calle, también se resiente más el consumo. Eso es lo que han generado, y ni hablar de los despidos en muchísimas otras dependencias del Estado. Es decir, que lo que decía recién de salarios privados, los salarios públicos, también son los despidos que achican todavía más. Este modelo es un modelo de un círculo vicioso, donde la recesión y la caída salarial después generan más recesión y más caída salarial. Y eso es lo que estamos observando, lamentablemente. Creo que las estadísticas a esta altura, pasados 6, 7 meses,, son muy elocuentes..

Dan cuenta de lo que representa esta caída en los salarios, en el consumo, en la producción y en el empleo, que es la vida misma, que son las condiciones de vida del grueso de nuestra sociedad en una provincia como esta, que vive de la producción industrial y de la producción agropecuaria, que tiene pymes y pequeños productores y productoras.

En una gran trasnacional a veces hay que ver las utilidades, dónde se las pone, qué se hace con eso. La pyme argentina invierte, la pyme argentina crece, la pyme argentina es más trabajo nacional. Por eso, cuando la provincia de Buenos Aires defiende el modelo productivo, defiende a la pequeña y mediana empresa, está defendiendo el bienestar de un pueblo. No es que somos pro empresarios, pro trabajadores, sino que la verdad que nos ha enseñado el peronismo es que Estado, empresario y trabajadores tienen que ir para el mismo lado. Es importante verlo.

Durante el gobierno de Macri, un empresario del rubro textil se me acerca después de una conferencia que dimos y me dice “yo tengo una pregunta que me tiene loco y te la tengo que hacer, ¿cómo puede ser que ahora este gobierno —era el de Macri al que había votado evidentemente— hace todo bien y a mí me va recontra mal? ¿Y cómo ustedes hacían todo mal y a mí me iba muy bien? Y mi respuesta fue que me parece que le vendieron el manual equivocado de qué es hacer las cosas bien y qué es hacer las cosas mal.

Esto no quita una crítica, una autocrítica, un balance, porque nadie es perfecto. Pero en nuestras políticas, en nuestras experiencias de gobierno, hay un objetivo. Lo que hoy se está discutiendo, más allá de la naturaleza de las políticas, es el objetivo: qué tipo de país queremos. Si queremos un país primarizado, cuando digo primarizado me refiero a un país que, por un lado, tiene productos agropecuarios, pero con un nivel de consumo muy bajo, salarios muy bajos, con mucho saldo exportador, y en el que sus productos mineros, hidrocarburíferos, como el petróleo, obtienen y se extraen acá pero todo eso luego se pone en un caño o se sube a un barco y se va, dejando en el país poco de nada.

Si eso es lo que queremos, entonces, por supuesto, que hay que darle condiciones para que se exploten y para que se extraigan las riquezas naturales de la Argentina. Recordemos que cuando YPF era privada, cuando estaba en manos de Repsol, Vaca Muerta estaba ahí, completamente muerta. No habían sacado un solo barril de petróleo. Estaban tratando de hacer una especie de negocio inmobiliario, porque la empresa no tenía intenciones de invertir en el país, de invertir en los no convencionales. En aquel momento, estábamos en el ministerio de Economía y vino a vernos el secretario de Energía de los Estados Unidos. Vino para contarnos que el desarrollo de los no convencionales en los Estados Unidos se hizo con muchísima inversión del Estado también.

Y estaba enojado el señor, porque decía que nadie les reconocía que ellos habían hecho la inversión de riesgo, que es la curva de aprendizaje, habían definido si hacer pozos verticales, pozos horizontales, cuántas fracturas, cuál era la mejor arena. Toda esa inversión, que es de mucho riesgo, la acompañó el Estado. Después, cuando encontraron la forma de hacer rentable el procedimiento empezaron a venir diferentes privados, pero la puesta en marcha fue del Estado. Y lo que estaba fallando con la YPF privada era que no arrancaba, y no iba a arrancar probablemente.

Así que ahora vienen de nuevo y, como si hubiesen inventado la pólvora, dicen que hay que privatizar todo. Ya se privatizó Aerolíneas. Estuvo en manos de American Airlines, estuvo en manos de Iberia, se la sacaban de encima después de llevarse las rutas, después de llevarse todo, hasta los repuestos de los aviones. Después terminó en Marsans. Vaciaron a Aerolíneas Argentinas y nos quedamos solo con 19 distintos a los que no volaba nadie porque eran no rentables para la aerolínea.

La verdad es que la aerolínea de bandera no tiene que reflejar su rentabilidad en el balance, sino en cada una de las ciudades y en cada uno de los pueblos con más actividad económica, con más turismo. En países de esta extensión, en países de esta dimensión, el Estado se tiene que ocupar de la conectividad y la conectividad implica justamente una línea de bandera.

De la misma manera, YPF, que no explotaba Vaca Muerta. Se recuperó YPF, la recuperamos, por supuesto, durante el gobierno de Cristina, pero quién la recuperó. La sociedad, el pueblo argentino. Recuperamos YPF y arrancó Vaca Muerta.

Hoy Vaca Muerta, sin el RIGI que proponen, sin el plan de presuntos incentivos, sin los supuestos beneficios, sin dejar de pagar impuestos... Sin todo eso, sin todos los beneficios que les da el RIGI, está batiendo récords todo el tiempo Vaca Muerta.

Entonces, me pregunto: si las inversiones ya estaban, si ya estaba en funcionamiento, si a alguien que ya quería hacer una inversión, ahora se le ofrece mucho más de lo que pedía, ¿qué nos deja a los argentinos? Esa es la gran pregunta. El problema no es tener recursos naturales en el subsuelo, ni siquiera es sacarlos. El problema es si cuando lo sacas eso juega para el bienestar de la Argentina, para su industria y para su energía. Y tampoco creo que haya una contradicción. De eso se trata gobernar, en encontrar balances, equilibrios, puntos de encuentro, puntos de articulación entre objetivos que, a veces, parecen opuestos. Se trata de encontrar ese equilibrio, encontrar ese balance que no puede ser beneficiar solo uno.

Entonces, ¿hoy qué tenemos como peligro? Que nos presenten como el paraíso, un país que se dedique a la producción primaria, a las industrias extractivistas, que deje muy poco o nada en nuestro país, que no nos dé la enorme bendición de tener recursos naturales muy valiosos, que no nos dé una palanca y un resorte para ir desarrollando, también a partir de eso, otras industrias.

Hace poco, encontraron algo de tierra rara o de litio en la provincia de Buenos Aires. Vamos a seguir explorando, vamos a seguir trabajando para encontrar el petróleo offshore y ponerlo a producir en Mar del Plata. Tenemos muchísima riqueza, pero de qué sirven todas esas riquezas si vienen, se las llevan y no nos dejan nada a nuestro pueblo, a nuestras sociedades. O capaz que nos dejan contaminación, destrucción del ambiente.

Así que la verdad es que estamos discutiendo modelos de país, quizá de una manera superficial, de una manera, a veces, casi ridícula y anacrónica, pero estamos discutiendo eso. Acá en la provincia de Buenos Aires la discusión creo que se hace más fácil porque nosotros tenemos una provincia industrial, tenemos una provincia agropecuaria, tenemos una provincia con servicios, pero tenemos una provincia, también, con trabajadores calificados, con empresarios eficaces, eficientes, tenemos una provincia con trabajadores formados, tenemos una provincia con laburantes, tenemos una provincia con universidad pública, tenemos una provincia con un destino que está marcado. Y ese destino está asociado a la producción, al trabajo y a la industria. Eso es lo que manifiesta tanto interés y manifiesta tanta gente hoy.

En la provincia de Buenos Aires, producción, trabajo, industria y agro son cuestiones que tenemos que cuidar y defender. Y para eso estamos. El gobierno de la provincia de Buenos Aires viene a renovar su compromiso con la industria, con la producción y con el trabajo bonaerenses. Las condiciones son complicadas, la situación es compleja, por supuesto, porque quieren desfinanciar, quieren fundir a las provincias argentinas. Y cuando dicen eso parece que fuera una discusión entre gobernadores, pero no. Cuando nos quitan fondos en el transporte, para la educación, del FONID, fondos para las universidades, no es algo contra el gobernador, es algo contra la sociedad y contra el pueblo de la provincia de Buenos Aires.

Por eso creo que es el momento donde hay que poner en valor lo que tenemos, hay que ser muy claro con lo que queremos y tenemos que trabajar para defenderlo. Tenemos que organizarnos. El Gobierno nacional abandonó muchas obras y nosotros nos hemos comprometido a sostenerlas en la provincia de Buenos Aires, la que era del Gobierno provincial, ayudar y colaborar con los intendentes para que puedan sostener también las obras de infraestructura ¿Qué quieren? ¿Que se junten tres vecinos y hagan un puente? Eso no existe. Es absurdo, es ridículo.

Necesitamos un Estado que se ocupe de las obras estratégicas. Y nos han plantado todas las obras. Nosotros estamos siguiendo, por ejemplo, la obra de la universidad, que era una obra que había iniciado el Gobierno nacional. Llegó Milei y paró todo. La va a terminar la provincia de Buenos Aires. Diez obras que empezamos, treinta que vamos a hacer.

Pero no podemos y no queremos, seguro que no podemos pero no queremos conceptualmente reemplazar al Gobierno nacional, sustituir al Gobierno nacional. No es que cada provincia se puede arreglar sola. Eso también es una fantasía. Hoy, obviamente, con todas estas decisiones de quitarle recursos a cada una de las provincias, recursos que no son, dicen ellos, arbitrarios, ellos dicen discrecionales. No, son basados en leyes, basados en acuerdos, basados en presupuestos. Así que todo eso lo estamos reclamando, lo estamos pidiendo. Porque no es una cuestión del gobernador, del gobierno, es para la sociedad. Si cortan el FONID, si cortan el fondo de seguridad, después venimos acá, y vemos que se necesitan más patrulleros. Vamos allá y se necesitan más obras. Bueno, son recursos que han cortado pero los estamos reclamando.

Cuando nos invitan a firmar acuerdos, pactos… Acuerdos no son, porque no nos han consultado nada y no sabemos qué dicen, pero cuando nos invitan a firmar pactos les decimos que primero paguen lo que le deben y lo que le robaron a cada una de las provincias. Porque es muy difícil sino, sino vale todo. Lo estamos reclamando ante la Corte Suprema de Justicia. Queremos que devuelvan los recursos que indebidamente e ilegalmente se llevaron de la provincia de Buenos Aires y de todas las provincias. Pero no pretendemos, y no podríamos nunca, sustituir al Gobierno nacional.

Acá hay otra discusión más sobre la unidad nacional. Ustedes notaron que volvieron palabras que tienen que ver, no con la antinomia peronismo-antiperonismo, ni con antinomias o discusiones como la grieta que dicen algunos. Volvió la antinomia unitarios y federales. Volvimos a discutir cosas que parecían relativamente saldadas. ¿Y por qué volvió esa discusión? Porque hay como una idea de que cada uno se arregle solo. La educación, la salud, la seguridad, la infraestructura, de todo tiene que hacerse cargo la provincia, de la misma manera después el municipio, cada vez más chiquito.

Pero este país no surgió así. Éramos provincias separadas y en un momento de nuestra historia se resolvió, —además se resolvió con cruentas batallas y grandes debates—, la unidad nacional. Nuestra provincia de Buenos Aires cedió mucho para generar esa unidad nacional. Cedió su capital y hoy es la capital de la Nación argentina: la Ciudad de Buenos Aires, capital de la provincia, se convirtió en la capital de la Nación. Se federalizó.

Por eso, sé que hoy se está discutiendo hasta donde llega la autonomía. Cada vez que hablan de eso digo que está bien, pero que es la capital de todos, de todos los argentinos y las argentinas. Es donde está la sede del Gobierno nacional, no es de un partido político, no es de una fracción. Es de todos los argentinos y las argentinas. Y los y las bonaerenses tenemos ahí nuestra capital nacional.

Pero cedimos recursos. Hay que volver a las bases y discutirlo de nuevo. Cedimos recursos que eran de la Provincia. La Aduana, por ejemplo. Hoy el Gobierno nacional tiene recursos que no coparticipa y no comparte, que son los viejos recursos de la Aduana. Son aranceles a las importaciones e impuestos a la exportación, llamadas retenciones. Todo eso no se coparticipa. Esos recursos primigenios, los de la Aduana, los del comercio exterior, eran de la provincia de Buenos Aires. De hecho, en un momento nos convertimos en un Estado separado por este tipo de discusiones. Y luego llegamos a la unidad nacional. Y cedimos recursos, pero no cedimos recursos sin obligaciones en contrapartida.

Es decir, el Gobierno nacional no está ahí para viajar por el mundo exponiendo y promocionando doctrinas que nadie apoya ni entiende y que hoy son totalmente marginales. No está para eso. Tiene responsabilidades y obligaciones. Hay algunas que son del Gobierno nacional, otras de los Gobiernos provinciales y muchas de ellas concurrentes. No podría el Gobierno provincial hacerse cargo de todo lo que el gobierno nacional no hace.

Pero, además, esto no es optativo. Porque lo primero que dice la Constitución Nacional es que en la República Argentina hay un régimen federal. Entonces el federalismo no es una cuestión optativa, que depende de si sos austríaco, anarcocapitalista o no sé qué. El federalismo está en nuestra Constitución, así que tiene que cumplirlo. Porque, además, nosotros, cuando juramos por la Constitución, dijimos cumplir la Constitución y hacerla cumplir. Así que el presidente, el Gobierno nacional, tiene que cumplir con la Constitución. Eso quiere decir que tiene responsabilidades.

Porque si no pareciera que el Gobierno nacional no tiene población y no tiene territorio. Todos los problemas le son ajenos. Los que tienen que ver con salud es la provincia, la educación es la provincia. Entonces dice que está destruyendo al Estado desde adentro, pero en realidad lo está abandonando. Y me permito decir más, está desertando. Y también en materia de producción, de crédito. No se puede. No alcanza con los instrumentos que tiene una Provincia para llevar adelante tanto lo que atañe a las condiciones de vida en general, a situaciones en general, como particularmente la matriz productiva. Entonces ahí necesitamos del Gobierno nacional.

Nosotros estamos haciendo enormes esfuerzos frente a cada abandono. Antes de ayer, estábamos anunciando cuestiones de medicación para el cáncer, oncológicas, que el Gobierno nacional abandonó. Ojalá retome, no quiero ser en esto definitorio, porque no quiero resignarme ni quiero naturalizar que se borre de sus responsabilidades. Tiene que hacerse cargo de aquellas cuestiones que le atañen, que le corresponden y que no podría hacer cada provincia por separado. No tendría lógica, porque si no esto sería un conglomerado de provincias que cada una hace otra cosa, y somos un país. La unidad nacional es también eso.

Y este país, incluso desde sus fundadores, basta leer a Manuel Belgrano, que hace poquito lo homenajeamos, para saber lo que pensaba de nuestro país. Hablaba de la industria también, hablaba de que no podíamos ser un país que dependiera todo de los países europeo, de los países centrales, que teníamos que generar acá capacidades productivas, industriales, propias, capacidades también de trabajo, educación pública. Todo eso forma parte del ideario.

Hoy en la provincia de Buenos Aires estamos experimentando una situación complicada, estamos viendo que en el país los índices y las estadísticas ya reflejan lo que está sucediendo. En la experiencia neoliberal anterior yo hablaba de un industricidio. Ahora parece un argentinicidio. Porque están hablando de cuestiones básicas que tienen que ver con esta idea de desintegrar el Estado y, al mismo tiempo, de arreglarse cada uno como pueda, una idea del sálvese quien pueda. Entonces quieren desintegrar la Nación también. Ese parece ser el proyecto de fondo: primarizar, desintegrar, desmantelar el Estado.

La verdad es que se está viendo que es muy grave, que es muy difícil y que ya está pegando en toda la provincia. Lo vemos en cada distrito al que vamos dónde aparecen más y más dificultades. Y, repito, esto no quiere decir que todo estuviera perfecto, ni remotamente. Quiere decir que esta política económica, estas decisiones van teniendo estos resultados y están profundizando los problemas que ya había.

Ante esta situación, como Gobierno de la Provincia, hacemos un esfuerzo enorme a través de las políticas que llevamos adelante desde los distintos ministerios. Porque nosotros teníamos otro plan para este período, para el segundo mandato, que consistía en poder seguir con el ritmo que teníamos. Por ejemplo, en los primeros cuatro años, hicimos 323 escuelas nuevas en la provincia de Buenos Aires. Y falta mucho más, pero nos vimos ante un contexto y una situación muy complicada que nos impide reemplazar y sustituir, pero sí podemos compensar, acompañar y proteger por supuesto.

Nosotros sí vamos a proteger a la industria, la producción y el trabajo bonaerense con todos los instrumentos que tengamos. Y no es un posicionamiento ideológico, ni que quiero pelearme con Milei, ni nada parecido. Porque hablan de la legitimidad. El presidente ganó la elección, sin ningún lugar a dudas. La ganó en el balotaje, es cierto. Acá en la provincia de Buenos Aires también nos presentamos a elecciones y acá ganamos en las PASO, en las generales y en el balotaje también.

Y lo digo porque no ganamos una elección diciendo cualquier cosa. Cuando uno tiene cuatro años de mandato, la sociedad, el pueblo ve lo que se hizo y lo vota, de alguna manera están legitimando, acompañando y convalidando. Eso no quiere decir que todo esté bien, pero es por ahí.

Y nosotros cuando hicimos la campaña nos comprometimos. Nosotros tenemos compromisos, una plataforma, hemos dicho qué queremos hacer y qué queremos continuar haciendo, es lo que venimos haciendo. Y la verdad es que nos encontramos con esta situación, pero es lo mismo. 

Nosotros cuando defendemos a la industria, cuando defendemos a la producción, cuando defendemos a los pequeños productores, a las cooperativas, cuando defendemos al arte, a la cultura, cuando defendemos las condiciones de trabajo, cuando defendemos, por supuesto, a la universidad, al sistema científico tecnológico, lo hacemos porque creemos en eso, porque hemos defendido eso toda la vida, pero lo hacemos, también, porque hay un mandato del pueblo de la provincia de Buenos Aires.

Cuando a veces discutimos, a veces confrontamos y a veces nos peleamos, lo hacemos en base a un mandato que tenemos: que es defender una provincia productiva, que es defender una provincia con dignidad, que es defender una provincia con integración, que es defender una provincia con identidad propia. Y esa identidad está vinculada a lo que ustedes hacen, al aparato productivo, a los y las laburantes de la provincia, a nuestros 135 distritos, a lo que venimos haciendo, a la educación pública, gratuita y obligatoria, a la salud pública.

Eso no es optativo para nosotros tampoco. Eso es lo que tenemos que defender. Así que muchísimas gracias. Esa es la convocatoria: a seguir trabajando, a no bajar los brazos, a no resignarse, a no entregarse. Es muy importante que en la provincia demos un ejemplo de solidaridad, de tenderle la mano al otro. Nadie se salva solo. Contamos con un empresariado, contamos con un pueblo de trabajadores y trabajadoras que son solidarios, que tienen conciencia. Así que a demostrarlo.

Fuerza y aguante la provincia de Buenos Aires.