Muchas gracias a todos y a todas. Empiezo pidiendo disculpas por la demora en el comienzo del acto. Cuando tuvimos la primera reunión para la implementación del programa MUNA en la provincia de Buenos Aires, uno no hubiera creído que en tan corto plazo el trabajo se haya extendido de una manera tan efectiva y que además sigamos sumando municipios de la Provincia. 28 municipios hoy forman parte de este trabajo conjunto entre municipios, Provincia y Unicef, que tiene una importancia para nosotros realmente muy grande.
Me enteré recién que Luisa [Luisa Brumana, representante de UNICEF en la Argentina] se está yendo a otra función en Unicef, que vamos a tener un reemplazo. Pero tenemos la certeza, tanto por este equipo, como por lo que nos avisaron de quien la va a suceder, que este programa va a tener continuidad. Es muy importante para nosotros. Quiero agregar simplemente palabras de agradecimiento para Luisa de la provincia de Buenos Aires.
Ha sido una tarea realizada realmente en tiempo récord, en una provincia tan heterogénea, diversa y amplia, en un trabajo compartido entre Unicef y el Gobierno provincial, a través del Ministerio de Desarrollo de la Comunidad y por supuesto también del Ministerio de Educación. Hemos podido incluir en este programa a una proporción muy importante de municipios. Es muy significativa la capacidad que tuvimos de darle alcance al programa MUNA. Que se sigan sumando municipios marca simplemente que ha sido exitosa la política. A veces se firman documentos, cartas de intención o acuerdos que después no tienen efecto, pero la verdad es que en este caso lo que tenemos que celebrar no sólo es la cantidad sino también la calidad de la tarea, y los resultados que vamos encontrando.
¿Por qué es importante el programa MUNA? ¿Por qué es importante que los municipios vayan recorriendo este camino y que se sumen nuevos? Porque esta es una provincia donde se ha discutido mucho por su dimensión y su extensión geográfica, por su volumen poblacional. Se ha discutido mucho cómo hacer para que funcione mejor el vínculo entre la Provincia y los municipios.
Esto no se trata solo de que nos llevemos bien o de que recorramos, como lo hacemos efectivamente tan seguido, la provincia de Buenos Aires. Se trata de cómo darle una integración a la política de nuestra provincia que nos permita que no haya una heterogeneidad en el desarrollo de los diferentes programas y que refleje esa dimensión, esa extensión, esa vastedad bajo la forma de una fragmentación de las políticas o diferentes políticas vinculadas a algo que uno podría, malamente, llamar autonomía municipal, pero que finalmente impide que la provincia de Buenos Aires vaya construyendo determinados estándares y objetivos de manera colectiva con su organización institucional.
Este programa MUNA nos ha servido mucho porque nosotros necesitamos también, al mismo tiempo que extendemos las políticas, ir haciéndolas un estándar, haciéndolas homogéneas, que ocurran en todo el territorio provincial, que no sea que por haber nacido en determinados municipios o lugares geográficos de la Provincia se pierda el acceso a políticas provinciales tan importantes como las de la niñez y la adolescencia.
Voy a ser más concreto. En el marco de esta enorme provincia puede ser que haya municipios, que por interés del intendente, del Concejo Deliberante, de la comunidad, lleven adelante determinados programas, políticas, muy buenas, pero que sean muy restringidas a ese espacio geográfico. En ese caso estaríamos teniendo un problema también, porque tendríamos una provincia que es una especie de rompecabezas de cuestiones que se desarrollan de manera muy distinta. Y que en algunos lugares tiene mucho diálogo, pero en otros falta de todo. Entonces, darle esta participación, y por lo tanto esta presencia, a políticas tan importantes como las dirigidas a la niñez y la adolescencia, es algo que venimos intentando de forma parecida en otras áreas, pero que en este caso funcionan gracias a que Unicef nos ha servido mucho.
Hoy, obviamente, estas políticas se vuelven más necesarias y más urgentes, porque estamos viviendo en la República Argentina determinados resultados económicos, pero algunas cuestiones políticas e institucionales bastante graves. Y lo encuentro a nivel federal, pero no a nivel de la provincia de Buenos Aires, sino a nivel nacional. El Gobierno nacional, por vocación, ideología, inclinación, ha decidido algo así como ausentarse. No hay, empieza a no haber en muchísimas áreas claves, contraparte ni siquiera institucional para las provincias argentinas. Y no es algo que le pase solo a la provincia de Buenos Aires, porque obviamente es público y notorio que, tanto a nivel electoral como de representación política, nosotros tenemos enormes diferencias con el Gobierno nacional.
Así que, en algunos sentidos, uno puede hablar de miradas contrapuestas, objetivos casi contrapuestos y prioridades muy distintas. Eso está bien. Pero lo que se está perdiendo es algo más grave, que lo que nosotros hemos llamado, de manera sintética, el federalismo de la Argentina. Cuando uno habla de federalismo, de lo que habla es de que la Argentina está compuesta por diferentes jurisdicciones provinciales, pero que no son islas, y tampoco forman parte por contigüidad de un mismo territorio. No formamos parte de un país por estar pegados unos a otros o porque el mapa lo indica, sino porque formamos parte y hemos constituido una unidad nacional, históricamente, en base a provincias que preexistían, pero que nos pusimos de acuerdo en ciertos objetivos que teníamos en común. Y además, que hemos delegado determinadas funciones, presupuestos y recursos en un gobierno nacional común, que sin embargo se tiene que ceñir a determinados objetivos marcados por las provincias que componen la República Argentina.
Todo esto que digo de una manera tal vez un poco sintética y que parece conceptual, no se trata de una cuestión ideológica, aunque claramente nosotros la compartimos, sino de algo que se ha plasmado en una Constitución Nacional, que es el modo en el cual esas provincias que estaban dispersas, incluso en guerra entre ellas, se unificaron, llegando a una serie de acuerdos en común que había que respetar, que tenían que ver con los vínculos entre las provincias, como la navegación de los ríos, las aduanas interiores, diferentes cuestiones que preexistían también en aquel momento.
Se trataba de una suerte de confederación, pero muy maleable, y dijimos “no, vamos a hacer un país”. Y ser un país era, por un lado, poner reglas en las relaciones entre las provincias, pero por otro determinar que hay un gobierno nacional al que se le delegan determinadas tareas y funciones, que se delegan porque también las abandonan cada una de las provincias. Se comprometen, por ejemplo, a no llevar sus relaciones exteriores, sino que las lleve el Gobierno nacional en nombre de todos.
Pero no es sólo eso. Todos y cada uno de los artículos de la Constitución, pero específicamente aquellos que hablan de las funciones, las misiones, las competencias y las obligaciones del Estado nacional, tienen que ver con ese equilibrio federal donde las provincias conservan determinadas atribuciones, delegan otras y en otras tienen acción concurrente con el Gobierno nacional. Y son reglas muy firmes, que nos limitan a las provincias a hacer determinadas cosas, entre nosotros y en sí cada una de ellas.
Así es como se formó nuestro país, así es como convivimos muchísimo tiempo. ¿Y cómo se expresa esto? En que cada vez que cada uno de nosotros asume un cargo de responsabilidad, jura encima de la Constitución Nacional y en nombre de la Constitución Nacional, en cumplirla y hacerla cumplir. Lo que digo es que hoy no se está cumpliendo la Constitución Nacional, porque el Gobierno nacional tiene obligaciones que no son optativas ni supeditadas y dependientes de una ideología que tenga aquel que es elegido para ese lugar. Por eso, cuando se lo vota, se lo vota, pero después cuando asume jura cumplir y hacer cumplir la Constitución Nacional. No dice “miren, yo no estoy de acuerdo con muchas cosas de esto, entonces vine a hacer una revolución, una refundación, y mientras tanto no voy a cumplir lo que dice la Constitución Nacional porque no me gusta o porque su evaluación no sirvió en no sé cuánto tiempo y nos llevó a determinados lugares”. Tiene que cumplir la Constitución Nacional.
¿Y esto qué implica? Que no puede ausentarse, no puede correrse, no puede desertar de determinadas obligaciones. Tienen una obligación que no están cumpliendo. Hay una deserción con respecto a determinadas funciones que se expresa en algo muy grave, que es que nosotros, en cumplimiento también de nuestras obligaciones, garantizamos determinados derechos, damos ciertas respuestas, no por decisión política, por supuesto que en acuerdo con esto, sino por obligaciones de la Constitución provincial, y también de la nacional. Entonces, hay derechos que son garantizados por la Constitución nacional y por la Constitución provincial, que son obligaciones de hacer respetar, pero además de garantizar, por cada una de los niveles de gobierno.
Nosotros nos hemos puesto de acuerdo, por ejemplo en la prioridad, en general, pero concretamente a través del MUNA, con muchos municipios de la provincia de Buenos Aires, cada vez con más. Nuestro objetivo es que los 135 municipios estén incluidos dentro de este programa. Y creo que el impedimento para que esto sea así es simplemente una cuestión de plazo y de tiempo, que no llegamos todavía pero que vamos a llegar. Lo venimos haciendo a una velocidad constante y creciente. Porque estamos de acuerdo con que los Estados provinciales y municipales tienen que garantizar determinados derechos para la niñez y la adolescencia. Y que para hacerlo es más eficaz y efectivo hacerlo de manera articulada y conjunta.
No es tan extraño que Unicef nos haya venido a proponer un plan de trabajo a cada uno de los municipios y a la Provincia, un plan conjunto, para qué firmamos el MUNA, para conformar equipos de trabajo en cada uno de los municipios. Lo tiene la Provincia y necesitamos que lo tengan todos los municipios, no como una decisión aislada, sino en el marco de un trabajo colectivo y conjunto para realizar un autodiagnóstico, porque son los propios municipio los que evalúan, ya que cada municipio tiene sus peculiaridades, sus particularidades, sus especificidades y debe hacerlo acorde a esa realidad. Se trata de elaborar un plan de acción integral participativo con enfoque a los derechos. Estamos hablando de derechos que queremos garantizar, entonces tiene que haber un plan. Articular con Nación, con Provincia y con actores no gubernamentales, implementar un plan de acción en un plazo, monitorear. Esto avanza en la medida en que se conforman los equipos, se hace el diagnóstico, lógicamente después se hace un plan, se implementa y monitorea. Es eso.
Estamos teniendo una dificultad nueva en el MUNA, que desertó el Gobierno nacional, al que necesitamos por varias cuestiones. Por cuestiones de recursos, ni hablar, pero también por cuestiones técnicas, incluso por capacidades desarrolladas durante mucho tiempo en el Gobierno nacional atinentes a la problemática de la niñez y la adolescencia. Hoy no está el Gobierno nacional y es un problema.
Y lo digo a mi nombre, porque sé que Unicef tiene otro papel. Pasa en todas las áreas prácticamente donde no han nombrado ni siquiera a los responsables. Dicen: “ah, bueno, se han demorado en nombrar funcionarios”. No es eso, están incumpliendo sus deberes. Porque ya cuando van todos estos meses, lo que quieren hacer es borrarse, bajo la forma de que ni siquiera te atienden el teléfono. Esto nos está pasando en muchas áreas.
Esto lo planteo como, obviamente, una denuncia y un reclamo del Gobierno provincial, en muchas de las áreas. Además de los problemas de quitar recursos que no corresponde quitar, además de los presupuestos congelados y la cero ejecución, ni siquiera están los funcionarios responsables. Entonces es muy difícil. Y nosotros necesitamos coordinar. Y no es optativo desde el Gobierno nacional. No es que pueden desentenderse de la niñez y la adolescencia. Esa es la deserción que denuncio porque nuestra Constitución, la del ‘94, le da jerarquía constitucional a acuerdos internacionales. Es decir que esto también es constitucional, los derechos del niño de los que se han desentendido tienen jerarquía constitucional en la Argentina.
Y el Gobierno, por más que tenga ideas o nociones o teorías que le son propias, Escuela Austríaca, anarcocapitalismo… Son ideas que a mí me cuesta definir qué son, pero veo sus consecuencias. Un gobierno nacional que no está, que corta recursos, que cierra dependencias, que no nombra funcionarios y que no está para temas tan delicados. Delicados doblemente. En sí, por la situación estructural e histórica que tenemos, y más delicado todavía, por los efectos que está teniendo la política económica del gobierno precisamente sobre un sector tan vulnerable. Cuando más lo necesitamos, se ausentan y desertan.
Porque ha habido programas económicos de esta naturaleza, pero en general con gobiernos que han desarrollado políticas, a veces focalizadas, a veces universales, con una red, compensaciones, acompañamientos, para los sectores que más lo sufren y que no tienen instrumentos. Si el mercado no les solucionaba los problemas antes, con estas políticas despiadadas menos todavía se los va a solucionar. Necesita Estado.
Pero resulta que estamos en un proceso, de deterioro, vaciamiento, de deserción y desmantelamiento del Estado nacional. Entonces, tiene una gravedad muy grande. Nosotros estamos gobernando ya hace cuatro años y en un tiempo récord hemos desarrollado este programa. Y ahora nos encontramos con que no hay nada a lo que recurrir a nivel nacional. Y no es que entonces nos tenemos que arreglar, es que hay un incumplimiento de los pactos preexistentes, incluida la propia Constitución Nacional.
¿En qué se refleja? Ganar una elección no te da derecho a no cumplir la Constitución. Y ese es el problema que estamos teniendo. Yo, por eso, y podría profundizar mucho más, creo que es muy grave, lo he dicho con todo el respeto y la prudencia de la que soy capaz para no convertir esto en una tribuna política. Unicef nos trae números, estimaciones preliminares. Yo los tomo, pero nosotros también hacemos estimaciones y no dan muy distinto. Son sobre datos oficiales del Gobierno nacional.
Y uno encuentra, básicamente, un cambio a partir del segundo semestre de 2023, que es donde empieza ya la cuestión electoral y la posibilidad de que estas políticas se impongan a terciar en la economía, porque esto es algo que pasa en cualquier economía, la doméstica, la privada, la pública, cuando se viene una situación se anticipan los agentes económicos, lógicamente. A veces, hay efectos que tienen que ver con lo que los economistas llamamos las expectativas. Si te dicen de pronto “va a cambiar todo esto o vamos a cerrar tal cosa”, vos tenés que tomar una decisión privada o pública, y te anticipás. Entonces, siempre pasa en elecciones que, cuando va a haber un cambio de gobierno, los resultados de las políticas que vienen siendo anunciadas, empiezan a tener un efecto previo.
Lo menciono simplemente para explicar de qué estoy hablando. Ahora se está discutiendo la Ley Bases, que tiene un régimen de inversiones llamado RIGI. Que es un régimen, básicamente, de paraíso fiscal para el que haga una inversión. Si uno tiene que hacer una inversión hoy pero te dicen que dentro de un tiempo vas a tener condiciones mucho más favorables, para mí eso es una verdadera calamidad para el país, porque tal vez un inversor piensa “si lo hago ahora, tengo estas condiciones, mejor espero seis meses”. Entonces, se empiezan a demorar las inversiones por algo que va a pasar. Es un efecto de lo que todos piensan que va a ocurrir. Esto en economía es una constante.
Lo que estamos viendo es una aceleración del deterioro de las condiciones sociales del segundo semestre de 2023 realmente aterradora. Es lo que se ve desde el segundo semestre del 2023 y lo que esperamos para el primer semestre del 2024. Pero veo que el efecto fue anticipado, porque de hecho el cambio de gobierno se produjo en diciembre. En diciembre se devaluó un 120 por ciento, la devaluación más grande de la historia. El cambio entra dentro del año pasado, pero es producto, o por anticipación y por efecto de las políticas del gobierno actual.
¿Qué es lo que se ve? Una aceleración del deterioro de las condiciones sociales, que venían estables con anterioridad. Estoy mirando los datos de pobreza y de pobreza extrema en niños y vemos que veníamos de años como 2016, 2017, 2018 y 2019, de deterioro muy fuerte. Luego hubo un amesetamiento y alguna mejora en el período anterior, que se interrumpe en el segundo semestre de 2023.
Y entonces, ¿qué se encuentra? Lo que comentaba recién Luisa [Luisa Brumana, representante de Unicef en la Argentina], que la pobreza en niños estaba a niveles del 57 por ciento y que la estimación para el primer semestre de este año es 70 por ciento. Es un deterioro que creo que no se ve en toda la serie, por la magnitud del deterioro.
Y si uno habla de indigencia, que estaba en 14 por ciento en el primer semestre del año pasado, porque venía de 12,2 por ciento, 13,2 por ciento, 12,6 por ciento, se va a 34 por ciento. Indigencia en niños, niñas y adolescentes. Son números que hay que ir a experiencias históricas muy extremas para encontrar en la Argentina. De nuevo, no digo que veníamos de una situación que uno podría decir que era buena, pero venían mejorando varios indicadores y de pronto, en el segundo semestre de 2023 se desacomoda todo, empieza a deteriorarse. Y el primer semestre del 2024 es una verdadera catástrofe social. Esto tiene un efecto muy grave en la población más vulnerable, la de niños, niñas y adolescentes, entre todos los vulnerables.
Celebro estar avanzando con estos programas porque los necesitamos más que nunca, ante la novedad de la deserción del Gobierno nacional en esta área y en todas, la falta de presupuesto. Esto que contaba Andrés [Andrés Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad], sobre lo que cuesta un solo mes de alimentos en comedores escolares: 52.000 millones de pesos, con un incremento fuertísimo y un gran esfuerzo de la provincia de Buenos Aires.
Es un programa provincial solventado por el gobierno provincial, o sea, por todos nosotros, y que le da de comer a 2 millones de chicos y chicas, y que se combina con los que asiste el Módulo Extraordinario para la Seguridad Alimentaria, el programa Mesa. Esto implica mensualmente 52.000 millones de pesos, una inversión muy significativa. Y la comparaba Andrés con el gasto total anual presupuestado por el Gobierno nacional para todo el país, que es 47.000 millones de pesos. Es una forma benévola, porque serían más o menos 600.000 millones de pesos en el año contra 47.000. Para todo el país. Nivel de ejecución, cero.
Entonces, cuando hablo con cierta firmeza de la deserción, del abandono, de la ausencia y del incumplimiento, me refiero a esto. Si estas estadísticas se dan, que todo indicaría que así va a suceder, estamos en una emergencia para nuestras niñez y adolescencia de las más grande que se tenga memoria. El Gobierno nacional ha producido esa situación y además se ausenta. Es una situación realmente muy grave que la estamos empezando a observar con mucha vehemencia en el territorio y en la vida cotidiana, pero que permite avizorar un deterioro todavía mayor en el corto plazo.
Simplemente tenemos palabras de agradecimiento tanto para los intendentes que participaron y que van cumpliendo las etapas, como para los que se van sumando al programa. Nosotros tenemos un compromiso total para trabajar en conjunto con todos los recursos que tengamos desde el Gobierno provincial. Por supuesto, un agradecimiento muy grande a Unicef, que es quien nos ha dado un paraguas y nos ha dado el prestigio que tiene la institución, la experiencia, recursos también inversión de Unicef, para acompañar a la Provincia, en algo tan importante y en un momento tan dramático y tan problemático.
Así que muchísimas gracias.