Buenos días a todos, a todas.
Voy a empezar agradeciendo al anfitrión del día de hoy, al compañero Jorge Ferraresi [intendente de Avellaneda] y a Magui [Magdalena Sierra, jefa de Gabinete municipal]. Gracias, de nuevo, por recibirnos en Avellaneda. Perdimos la cuenta de cuántas veces vinimos, pero sepan y tengan la seguridad de que cada vez que vengo a Avellaneda no solo estamos para hacer una inauguración, para poner en marcha algún plan, algún programa, algún proyecto, sino que, además, cada vez que vengo me llevo una buena idea para toda la provincia, algún plan, algún programa, alguna innovación de este gran intendente Jorge Ferraresi, que cambió a Avellaneda y, en la medida de lo posible, a través nuestro, a toda la provincia de Buenos Aires.
Hoy estamos haciendo varias cosas. Estuvimos recorriendo, primero, equipamiento para la Policía de la Provincia, acá en Avellaneda, con un fondo permanente que tiene el municipio que es de recuperación; ustedes saben —porque hay que aclararlo a veces, ¿no?— cuando nosotros llegamos a la Provincia de Buenos Aires, allá por el año 2019… ¿Se acuerdan quién gobernaba antes, no? La Provincia. Sí, yo me acuerdo porque era otro gobierno de derecha que decía que lo que más le importaba en el mundo era la seguridad; un poco la educación también; dos áreas de las que en ese entonces el macrismo, el neoliberalismo, hablaba, se llenaba la boca, y nosotros —que recorríamos toda la provincia de Buenos Aires en un autito— veíamos era que no habían puesto, no habían invertido un solo peso ni en seguridad, ni en educación; [habían hecho] lo contrario.
O sea, que había una especie de divorcio bastante evidente —no para la tele porteña, porque en los canales porteños lo que dice la derecha argentina es ley—, pero en la realidad de la provincia de Buenos Aires; nosotros encontramos que había solamente, para cubrir las cuadrillas, 790 vehículos. 790 patrulleros para cubrir 1.100 cuadrículas. Entonces, la verdad es que era un desastre porque al mismo tiempo le habían bajado los sueldos a la Policía de la Provincia, 30 por ciento. Habían bajado los sueldos, como ahora, con la motosierra, habían echado gente. Menos policías; teníamos 10.000 policías menos. Habían bajado los sueldos en todas las dependencias del Estado provincial con el ajuste, entonces no se llamaba motosierra, pero ya lo usaban. Y habían bajado los sueldos de todos los empleados de la Provincia de Buenos Aires, de todos los trabajadores y trabajadoras de educación, de salud, pero a lo que más se había golpeado era a la fuerza de seguridad.
Miren qué paradoja: los que dicen “nos importa la seguridad”, le bajaron los sueldos, sacaron los patrulleros, menos agentes. Eso sí, una cobertura mediática infernal. Y, recorriendo la provincia, yo veía el estado en el que estaban los patrulleros, [con] un millón de kilómetros, sin mantenimiento, sin preparación, como ahora tiene todo el Gobierno nacional: las rutas nacionales sin mantenimiento, los sueldos a la baja, echando gente. Lo mismo [sucedía] acá en la provincia de Buenos Aires. Y al mismo tiempo decían “nos interesa mucho el tema de la seguridad”.
Llegamos a la Provincia y una de las primeras cuestiones que abordamos fue la de reequipar a la Policía de la Provincia de Buenos Aires. Entonces hicimos la puesta en valor, en términos de equipamiento, de vehículos, de movilidad, y en una perspectiva histórica, una de las inversiones más grandes [de las] que tengamos memoria. Pero hay que decirlo: conseguimos que el Gobierno nacional de entonces nos diera un fondo para poder hacerla, porque era mucho lo que había que invertir, en capacitación, en formación, en tecnología, en patrulleros, en armamento que estaba todo destruido, no funcionaban las armas de la Policía y no tenían munición, y no tenían ni prácticas de tiro. Y, además, una caída salarial. Entonces tuvimos que abordar todo eso y con recursos que, por ley nacional, se le otorgó a la Provincia de Buenos Aires, compramos, en esa etapa, 5.500 nuevos patrulleros. Recibimos 790; compramos 5.500 patrulleros.
Pero yo quiero felicitar al intendente Jorge Ferraresi porque, ¿qué hace con los patrulleros? Duran dos años, a veces, en las calles, en las recorridas que tienen. Son esas grandes camionetas modernas, hermosas, pero duran muy poquito cuando el uso es policial y están las 24 horas trabajando y dando vueltas. Así que Jorge lo que hace es poner un fondo para poder reparar cada uno de esos patrulleros, cada uno de esos vehículos, y entonces hoy [hay] 83 patrulleros reparados para colaborar y contribuir a lo que después son palabras, son anuncios, es marketing y no es la policía en la calle. Así que es muy importante.
También hablaba del mantenimiento de las escuelas. En la Provincia de Buenos Aires, durante el gobierno anterior al mío dejaron sin recursos a las escuelas para el mantenimiento en todos lados de la provincia. Ni hablar que no abrían nuevas escuelas, [sino] cerraban: escuelas de islas, escuelas pequeñas. Miren que hay que ser cruel, hay que ser desalmado, hay que no tener sensibilidad o no conocer, o que no te importe: cerraban las escuelas de parajes rurales donde hay poquita gente viviendo y [en los] que la escuela es la forma y la modalidad que te permite estar o no estar, porque si no hay escuelas para los pibes y la gente se va, ¿y después a dónde viene? Al conurbano. Y dicen: “bueno, hay migración desde todos lados al conurbano”. Y si a la gente que vive en el interior, a la que labura, no le ponés la escuela, no le hacés los caminos, no le ponés los recursos que necesita, y, bueno, finalmente no se puede vivir.
Entonces cerraron 36 escuelas rurales en la época de Vidal. Estaban todas las escuelas destruidas en la provincia de Buenos Aires. Permítanme decir —capaz exagero— menos en un municipio que es Avellaneda donde el intendente reparaba las escuelas. No es el único, pero seguía abriendo escuelas, seguía invirtiendo. Importantísimo, porque el entonces Gobierno nacional, Macri, y provincial, Vidal, dejaron solos a los municipios. Así que ahí había que hacer una administración, una priorización, en seguridad, en educación, en salud; acá, en Avellaneda, había una realidad distinta. Como hoy que nos deja solos el Gobierno nacional. Esos 750.000 millones de pesos para seguridad, se los robó Milei. Después vienen y dicen que hay problemas de seguridad, pero que quede claro: recursos que eran para los y las bonaerenses hoy los usan para la timba financiera, para las criptomonedas, vaya a saber para qué cosas, pero no para que esté la policía en los barrios de la provincia, no para que estén nuestros agentes con los chalecos, con lo que corresponde.
Así que, acá dando un ejemplo, Jorge, con las escuelas. Hoy vamos a estar inaugurando una nueva escuela también, pero quiero ir al tema de las escrituras porque hoy acá compartimos este encuentro con 360 familias. Vamos a entregar 613 escrituras a 360 familias de Avellaneda. Hoy no nos puede acompañar nuestro ministro de Justicia, porque está con un tema de salud, está el viceministro, está la escribana general de Gobierno, Paula Sidoti. Y quiero decir que cuando asumimos, también, encontramos esa dificultad que muchos no terminan de entenderla porque todos creen que en la cuestión de la vivienda —y nos acompaña también nuestra ministra de Vivienda— se resuelve llegando a la casa propia.
Y es cierto que eso es lo más difícil, ese es el escalón más alto, que la familia pueda disponer de una vivienda, pero después, cuando parece que todo está resuelto, empieza el calvario, a veces el viacrucis, para conseguir la escritura. Recién una señora, la primera a la que le entregaron una escritura, decía hace 30 años, 35 años [que la esperaban]; hemos entregado escrituras donde la familia la esperaba hace 60 años y ya algún miembro de la familia original no estaba más para recibirla.
Esta búsqueda de la escritura, el que no tiene la dificultad, tal vez no entiende y le parece, como dice Jorge, un papelito, una carpetita que se guarda en un cajón. Bueno, pero ¿qué función tiene la escritura? ¿Para qué sirve? Bueno, la escritura es como el DNI, como el documento de identidad de la casa, que acredita la propiedad, a quién pertenece de manera jurídica, legal, y entonces cuando vos tenés la escritura de tu casa, ya es incuestionable, indiscutible que la casa es tuya. Y esto es importantísimo en los casos más extremos, discusiones sobre la propiedad de la casa, en los casos muy extremos, que haya una disputa sobre la propiedad misma de la casa. Pero si no es eso, tener la escritura también tiene otras funciones.
Teniendo la escritura se puede conseguir, usando la casa como garantía a través de la escritura —sin la escritura no se puede—, se puede conseguir un crédito. Y ese crédito se puede usar para seguir mejorando la casa, o para comprar otro bien, o para que los pibes puedan tener también acceso a algo; bueno, para lo que quieran. Pero, fíjense, la casa es la misma, exactamente igual, con escritura sirve como palanca y como resorte para poder conseguir y acceder a otros bienes, a otros créditos, a otras posibilidades. Sin escritura, no se puede.
Algunos piensan que es un papelito nada más, pero es una llave que permite continuar un camino de progreso, un camino de mejora, que con la vivienda se alcanzó, pero bueno, para seguir, se puede utilizar la vivienda para conseguir un crédito. Luego, muchos no lo saben tampoco, si querés vender tu casa, es tuya, vivís hace 20 años, 30 años, la querés vender, no está la escritura, y es un lío, y es un castigo en el precio. Quiere decir que vale menos. La casa es igual: las habitaciones, las paredes, el techo, todo lo mismo, pero sin la escritura, vale menos. Es un papelito que cambia el valor patrimonial de la casa; importantísimo. Porque lo que tenés se valoriza por tener o no la escritura.
Lo que mencioné ya alcanzaría para que la escritura sea algo que se quiere conseguir, que se quiera alcanzar, por lo que se lucha, por lo que se trabaja y, a veces, por lo que cuando empiezan a pasar las décadas, algunos bajan los brazos y piensan: “no, nunca voy a conseguir la escritura”. Pero lo más importante de todo es que teniendo la escritura, padres, abuelos, los que consiguieron y que accedieron a la casa propia, se la pueden dejar a las generaciones que vienen después. Esto no es menor: es la herencia, es el legado, es la continuidad, y es el peronismo. Que los que vienen después puedan vivir mejor que sus padres. Que sea una plataforma, que sea un paso que se ha dado y que se pueda seguir trabajando sobre eso. Así que dejárselo a los hijos, dejarle a la familia la casa, con la escritura se resuelve. Es una cuestión de trámite judicial, de trámite de herencia, pero bueno, ahí está, sin escritura es un lío bárbaro.
Entonces, es fundamental por estas cuestiones. ¿Y por qué tantas familias no tienen escritura? Y esto es un mensaje también para Milei, y para ese discurso liberal libertario, que nos dice: “corran al Estado”; o peor, ‘el Estado es todo lo humano’. O “dinamiten al Estado”, o “yo soy el topo que va a destruir el Estado”. Fíjense, con la escritura es muy sencillo. La escritura se puede conseguir por privado. Una familia puede ir a una escribanía, a una gestoría, y empezar a tramitar su escritura, y empezar a impulsar conseguir la escritura. ¿Saben cuánto sale conseguir una escritura? Un millón y medio de pesos, o más. Entonces, en situaciones donde las familias a veces tienen dificultad para lo básico, o a veces tienen asegurado lo básico pero tienen dificultad económica, se puede conseguir por el mercado, pero es muy caro, y es una barrera. Algunos lo pueden hacer, otros no lo pueden hacer.
Entonces, si dejamos todo el mercado, la salud, la educación, la escritura, bueno, probablemente se pueda acceder. Hay cosas, como decía Jorge, que ni siquiera así. Porque requieren un grado de organización, un grado de previsión y de planificación que el individuo solo, la familia sola, no puede. ¿Cómo se puede hacer para salvar una ciudad, o recuperarla después de una inundación? No es un tema de hacer una vaquita entre los vecinos. Evidentemente requiere una organización distinta, una articulación distinta. Pero en este caso, lo que pasa es que el mercado soluciona determinadas cosas para el que tiene la capacidad económica. Una prepaga, puede que resuelva el tema de la salud, pero ¿qué sale? 500.000 pesos por mes.
Una escuela privada, puede que resuelva la educación, pero ¿qué sale? 400 lucas por mes, por pibe. Y así sucesivamente. Entonces, ¿qué pasa? El mercado es capaz de resolver para los que pueden pagar. Es la letra chica de esa idea de la libertad entendida como la libertad de comprar y vender. Sí, se pueden conseguir un montón de cosas, pero hay que tener los recursos, hay que tener los medios. Y pasa por alto algo una realidad de la provincia, de la Argentina y del mundo que es la enorme desigualdad que existe. Y entonces habría algunos que pueden y otros que no pueden. Los que pueden serían libres de hacerlo, y los que no pueden estarían condicionados, limitados, por algo que no depende de ellos. Porque no es un tema de esforzarse, sacrificarse; es un tema de cómo funciona la distribución de la riqueza, la distribución del ingreso; es un tema de la desigualdad y de la injusticia.
Pero lo quiero decir, claramente, en el caso de las escrituras: lo que estamos haciendo es reparar una injusticia, reparar una desigualdad. Que todos puedan llegar a tener la escritura que acredita la propiedad de su casa. Porque tener tu escritura es un derecho. Y si no la podés obtener por el mercado, lo tiene que hacer el Estado. Eso es lo que estamos marcando. Para equilibrar un poco la balanza entre aquellos pocos que tienen todo y a los que todavía les falta. Y para que nuestra sociedad, nuestra provincia, sea un poco más justa, sea un poco más igual. Y lo digo no solamente por los que están en condiciones donde necesitan un acompañamiento en la salud pública, en la educación pública, de un Estado presente, no solo por esos, sino también por los otros. Por los que pueden pagarse, pero que estarían condenados a vivir en una sociedad de muchísima desigualdad. Decía Perón: nadie se realiza en una comunidad que no se realiza en su conjunto.
Yo creo muchísimo en eso. Creo que aún los que tienen los recursos, los que tienen los medios, los que tienen las posibilidades para vivir en un país mejor, un país más vivible, un país más humano, un país que sea realmente un país donde todos puedan acceder a la felicidad, donde todos puedan acceder a la realización, donde todos puedan esforzarse, sí, pero que les provea las posibilidades para hacerlo y para después llegar y para ir permanentemente mejorando. Bueno, ese país requiere de un Estado presente. Ese país requiere de un gobierno, como es el caso del Gobierno de Avellaneda, que está en cada una de las necesidades de sus vecinos y vecinas. Y que le está tendiendo una mano al que está un poquito más atrás para que pueda llegar.
Después nuestro pueblo hace el resto. Porque si garantizamos la educación pública desde el jardín de infantes, desde los tres años, empezando por educación inicial, el jardín, como estamos recorriendo hoy, la primaria, la secundaria pública, gratuita y de calidad. Y después, llamado de atención, una universidad pública, gratuita y de calidad, de los 3 a los 23 años los pibes y pibas tienen posibilidad de forjar un destino mejor. Y esa es una obligación de todos nosotros. Por eso, la defensa de la educación pública, gratuita y de calidad es algo que no vamos a entregar. Queremos más y mejor educación y, además, para todos y todas.
Porque lo digo para terminar, a mi me encanta cuando dicen que defienden la libertad, que la libertad, que la libertad; ahora, si no hay igualdad de oportunidades, la libertad termina siendo solamente para los que tienen determinados recursos y a los demás los dejan afuera. Así que, para decirlo en dos palabras, sin justicia social, la libertad termina siendo algo de exclusión y de estafa. Así que vamos a seguir peleando porque todos puedan acceder, porque todos puedan llegar, porque no haya gente de primera y gente de segunda. No importa la cuna, no importa dónde nació, acá, en la Provincia de Buenos Aires vamos a seguir peleando por los derechos para todos. Muchísimas gracias. Felicitaciones a las familias que van a recibir hoy el producto de su esfuerzo y de su lucha.
Muchísimas gracias.