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CIENCIA Y TECNOLOGÍA

Producción de cannabis con valor agregado: la llave para exportar e investigar

La iniciativa bonaerense es financiada a través del Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires y permitirá generar un insumo clave para la investigación médica y farmacológica.

Lunes 10 de Abril 2023
Cannabis
Proyecto del Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Métodos Analíticos.

Un equipo de profesionales del Laboratorio de Investigación y Desarrollo de Métodos Analíticos, LIDMA (CIC-UNLP-CONICET), se encuentra en pleno desarrollo de un proyecto que busca lograr métodos de extracción y separación selectiva de los compuestos principales de la planta de cannabis, lo que permitirá producir soluciones en estado puro. 

La iniciativa, financiada a través del Fondo de Innovación Tecnológica de Buenos Aires (FITBA) que impulsa el Ministerio de Producción, Ciencia e Innovación Tecnológica bonaerense, incorporará valor agregado a la producción. Permitirá generar no sólo un insumo clave para la investigación médica y farmacológica sino también un producto exportable de alta rentabilidad, poniendo al país a la vanguardia a nivel mundial.

La planta tiene más de 30 compuestos con efectos farmacológicos de interés. Sin embargo sólo uno de estos, el cannabidiol (CBD), se consigue en el mercado en cantidades suficientes para realizar investigaciones, aunque para adquirirlo se requiere importarlo. El resto se consiguen en soluciones muy diluidas y a costos altísimos: una solución de 1 mililitro de alcohol conteniendo 1 miligramo (1mg/ml) cuesta como mínimo 24 dólares en el caso de los cannabinoides más abundantes. De conseguir los compuestos restantes es a un precio aún mucho más alto.

Cabe destacar que desde el Observatorio Regional Bonaerense de Innovación Tecnológica (ORBITA), dependiente de la Subsecretaría de Ciencia, Tecnología e Innovación, se trabajó en la Ficha de Planificación Estratégica N°1 sobre cannabis y cáñamo industrial. Principalmente se abordaron ejes relacionados a denominaciones, técnicas de producción, características generales del cultivo, usos y aplicaciones y estructura productiva de la industria, entre otros. Para más información accedé al documento completo en https://bit.ly/3ZN4dsG


La búsqueda del valor agregado

En la actualidad, los estudios clínicos se basan en el uso de extractos integrales de la planta de cannabis, cuya composición es una combinación única y circunstancial. Esto es porque no existen todavía métodos de separación y producción que sean reproducibles y escalables. 

“Es como que hacen un extracto de todo. Pero si un médico tiene que hacer una investigación clínica, no puede hacer una investigación en base a un extracto de una planta que después a la cosecha siguiente puede salir diferente y a la siguiente diferente”, explicó Leonardo G. Gagliardi, Licenciado y Doctor en Química, investigador del CONICET en el LIDMA y director del proyecto.

“Lo que se necesita es estudiar en base a algo reproducible. Por eso se busca obtener los compuestos puros, es decir, se obtienen puros, se arma una determinada fórmula donde uno tiene controlado qué es”, señaló. 

Obtener los compuestos puros permitiría no sólo profundizar el análisis sobre aquellos con presencia mayoritaria en la planta (CBD y THC por ejemplo), si no también sobre otros componentes que están presentes en una proporción minoritaria y pueden tener importancia en términos clínicos y farmacológicos. 

El agregado en valor que tiene la purificación de estos compuestos tiene su correlato directo en la rentabilidad de uno de los posibles productos finales, que podría ser, por ejemplo, ofrecer soluciones de 1 mg/ml. “Si sale 24 dólares un miligramo, un gramo vendido bajo esa forma tendría un valor de 24.000 dólares. De una planta se puede obtener aproximadamente 100 gramos sólo de uno de los componentes y habitualmente se extraen al menos 5. Es un número exorbitante en términos de rentabilidad, y estamos exagerando ya que un productor usualmente no busca vender el formulado final. Pero incluso con un cero menos el agregado de valor sigue siendo enorme”, afirmó Gagliardi. 

“Estas son las multiplicaciones que logran los desarrollos tecnológicos, por eso no está bueno producir en baja manufactura, si no aplicar algún proceso que agregue valor y entonces exportar eso. Es como dijo Belgrano: ‘No exportemos cuero, exportemos zapatos’”, remarcó el investigador.

El proyecto del LIDMA tiene además otro objetivo, vinculado estrechamente con facilitar el trabajo de las productoras y productores de cannabis: el desarrollo un método óptico para determinar el punto de cosecha exacto que permita concretar el mayor rédito en la obtención de los principales compuestos químicos. Esto implica establecer una correlación exacta entre lo que se puede ver por fuera de la planta y lo que sucede adentro.

“La idea es que el productor decida en qué momento le conviene cosechar. Conociendo los parámetros del monitoreo, puede saber qué está pasando dentro de la planta, qué composiciones tiene de cada uno de los componentes. Esto puede servir ya sea para tener máxima productividad de todos los compuestos, o tal vez mayor proporción de unos con respecto a otros, porque hay una evolución en la química de la planta a lo largo de su crecimiento”, apuntó Gagliardi.

En ese sentido, amplió: “Nosotros en el laboratorio tenemos el instrumental químico para analizar, pero por ahí la gente que produce no lo tiene, porque es instrumental caro. Y si bien el instrumental óptico es un poco más económico que el químico, si uno sabe específicamente qué es lo que busca, alguna longitud de onda específica, algún color específico, se pueden armar dispositivos que sirvan para medir ese parámetro específico, a precios muy bajos, y que lo puede tener cualquier productor”.

El equipo que acompaña a Gagliardi en este proyecto está conformado por la Licenciada, Doctora en Química e investigadora María Emilia Pacheco; el Licenciado, Doctor en Química y becario postdoctoral Nicolás R. Ronco y la Licenciada en Química y becaria doctoral Sol Giovanonni.