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CASTELLI

Palabras del Gobernador Kicillof durante el acto de inicio del ciclo lectivo del nivel secundario

Lunes 10 de Marzo 2025

Muchas gracias a todos y a todas.

La verdad que hoy es un día donde estaba marcado, un día de fiesta para Castelli, un día también muy importante para la Provincia de Buenos Aires. Hace una semana estábamos empezando el ciclo educativo de la primaria en toda la provincia. Lo hicimos en Pilar inaugurando dos escuelas, ampliando un jardín de infantes también, 1.600 vacantes nuevas, ¿no, Alberto [Alberto Sileoni, director de la Dirección General de Cultura y Educación]? Ahí en Pilar, pero en un barrio popular, un barrio vulnerable; un barrio donde no había secundaria y la secundaria requería que los pibes y pibas caminaran 3 kilómetros, y después tuvieran que viajar para llegar al centro de la ciudad, y muchos no podían hacerlo. Entonces, eso generaba, en Pilar, que las comunidades tuvieran deserción, pérdida de días de clases, a veces porque movilizarse era difícil. Así que inauguramos la primaria inaugurando escuelas.

Hoy estamos acá, es un día donde, a lo largo y a lo ancho de la provincia, empiezan las clases de la secundaria. Son 1.700.000 pibes y pibas. Fíjense que si solamente los estudiantes secundarios, ustedes, de toda la provincia, no los de acá, 1.700.000 de toda la provincia, fueran una provincia, sería también una de las provincias más grandes de la Argentina; solo los pibes y pibas que van al secundario de la provincia de Buenos Aires, a la escuela pública. Entonces, la verdad es que para mí es un orgullo poder decir que en toda la provincia de Buenos Aires por sexto año consecutivo —es decir, desde que asumimos en aquel diciembre del 2019— las clases empiezan en toda la provincia, el primer día de clases. No pasaba, tal vez ustedes son muy chicos, pero muchos de los que están acá [saben que] no, no pasaba, no arrancaban las clases. Y hubo provincias que el año pasado tuvieron poquitos días de clases. Así que es todo un esfuerzo desde el punto de vista organizativo porque tenemos 5 millones de alumnos en la escuela bonaerense.

Luego, decir que hoy estamos acá, ya voy a referirme al edificio, a Castelli, al intendente, a Analía [Analía Beitía, directora de la Escuela Secundaria Nº1], la directora, a los profes. Pero quiero decir que en el medio, entre la inauguración de las clases de la primaria y el día de hoy, donde estamos empezando las clases de secundaria, ocurrió una tragedia que todos conocen, que todos han visto. Algo absolutamente inédito, inesperado, que es lo que ocurrió en Bahía Blanca.

Hoy a la mañana, antes de venir para acá, me comuniqué con nuestro ministro de Seguridad, Javier Alonso, que está en Bahía Blanca, junto con el ministro de Educación, estuvo también ya el ministro de Transporte, estuve yo el día que al amanecer nos enteramos de la tragedia. Y la verdad, ustedes saben, ahora hablo de Bahía Blanca, al sur de la provincia de Buenos Aires, una de las ciudades productivas más pujantes de la provincia de Buenos Aires, llovió como nunca en la historia, realmente no hay registro de una lluvia así. Duplica las lluvias más grandes que hubo en toda la historia de Bahía Blanca. Así que hubo una inundación —no les estoy contando nada que no sea noticia nacional— [y] estuvimos inmediatamente ahí.

Lo menciono simplemente por una cuestión que tiene que ver con la escuela pública, que tiene que ver con el Estado. Hoy estaba hablando con el intendente, movilizamos ahí recursos primero del Estado, de todos los ministerios; después, también, de los municipios vecinos y de cada uno de los intendentes e intendentas de la provincia de Buenos Aires, de todos los partidos políticos, llamándome, poniéndose a disposición, [preguntando] qué podían enviar. Hoy seguramente estén llegando bomberos voluntarios de toda la provincia de Buenos Aires.

¿Qué decir? Ante una tragedia inmensa, haciendo esfuerzos inmediatos con un Estado presente, el Estado bonaerense. Pero, además, hablando de la escuela y de lo que contaba Alberto, lo que contaba la directora, lo que contaba Fran [Francisco Echarren, intendente de Castelli], de la secundaria, ustedes saben que son épocas donde no solo en la Argentina y desde el Gobierno nacional y desde el propio presidente, sino que hay una corriente de pensamiento a nivel internacional que dice algo así como que para que te vaya bien, tenés que esforzarte. Sí, pero como si estuviéramos en una guerra de unos contra otros. La ley de la selva, diría la propia economía, la supervivencia del más apto. Cada uno tiene que salvarse, hacer su esfuerzo, privado, individual y solo, y como si no se pudiera contar con los demás, o como si los demás fueran competencia.

Yo quiero decir que lo que pasó en Bahía Blanca la verdad es que llena de emoción porque estuvo el Estado, estuvieron todos los ministerios, todos los intendentes, estuvieron los laburantes, estuvieron muchos trabajadores de la salud, por ejemplo. Ahí tuvimos una desgracia, el hospital se nos inundó con un metro de agua. Bueno, fueron trabajadores de la salud de toda la provincia de Buenos Aires a ayudar a Bahía Blanca.

Pero además, el pueblo, la sociedad, la provincia, la Argentina entera, porque recibí llamados , prácticamente, de todos los gobernadores, también de todas las fuerzas políticas, de gobernadores de todas las fuerzas políticas. Yo sé que fue una catástrofe sin precedentes y que, obviamente, eso moviliza y hace reflexionar; pero yo creo que también demuestra una diferencia de concepción y una diferencia en el tipo de sociedad que queremos construir y cuál es el motor real de esa sociedad, y creo que se mostró estos días con los llamados, con el compromiso, pero también con muchísimas donaciones que hubo. Y esto lo quiero comentar con los pibes y las pibas, con Castelli entero: hemos estado recibiendo, nosotros como Gobierno, grandes donaciones, pero también muchísimas entidades de bien público, clubes de barrio a lo largo y a lo ancho de nuestra provincia y de todo el país, empezaron a ser testigos de actos de solidaridad y de entrega muy grandes, ¿no?

Gente que por supuesto tiene recursos, tiene ahorros, tiene sobrante, vio lo que pasó en Bahía Blanca y decidió colaborar con algo, en proporción a lo que podía hacer. Pero, también —y de manera la verdad que sobrecogedora, ¿no?—, muchísimos bonaerenses, muchísimas bonaerenses, argentinos y argentinas, que no tienen, que no les sobra, que no tienen recursos en abundancia, o que no tienen ahorros, llamando, comunicándose y viendo qué podían aportar porque ven que alguien la está pasando mal, la está pasando peor y los necesita.

Así que yo me permito decir que es una enorme, universal, masiva, mayoritaria refutación acerca del país que nos quieren vender. Yo creo que hay otro país, que es nuestro país real, que tiene que ver con nuestra cultura —lo demuestra esta escuela—, con nuestra cultura, con nuestra historia, con esta cuestión de generaciones que ayudan a otras generaciones, y es que el valor más importante, más grande, el más poderoso que tenemos es el de la solidaridad y el del amor. No el odio, no el insulto, no la degradación, no el sálvese quien pueda, no el individualismo y no el egoísmo, sino esas grandes gestas que hizo la Argentina desde su creación como país, que tienen que ver con poner, con darle al otro, con pensar en el otro, con extender la mano, con no estar ni receloso, ni encerrado en uno mismo, ni pensando solo en lo propio, sino también pensando en los demás.

Lo de Bahía Blanca nos tiene, por supuesto, preocupados, nos tiene trabajando, estamos permanentemente con eso, pero yo quería estar hoy presente porque esta escuela que tenemos acá atrás es también el resultado de una lucha y de un esfuerzo de un pueblo. Así que hoy iniciamos las clases del secundario en toda la provincia de Buenos Aires, inaugurando esta escuela, pero como bien decía Alberto, lo vamos a hacer durante todos estos días, hasta abril vamos a inaugurar varias escuelas y, después, a lo largo del año, vamos a seguir inaugurando escuelas. Y eso también es un gesto.

Llama la atención a los que creen en el sálvese quien pueda, pero yo estoy acostumbrado. Cada vez que vamos a algún lugar de nuestra provincia, a cualquier rincón, y estamos trayendo algo, estamos abriendo algún edificio, un centro de salud, un hospital, inaugurando una calle, inaugurando una escuela, un jardín de infantes, y uno menciona el resto de la provincia y dice que así como acá inauguramos una escuela, también lo hicimos en otro lado, en un paraje distante que parece prácticamente otro espacio, porque son a veces cientos de kilómetros, pero acá —a mí me llama poderosamente la atención que no lo vean—, pero siempre en la provincia de Buenos Aires la mayor alegría que hay, el mayor festejo, es no solo cuando recibe una comunidad algo, sino cuando sabe que también lo reciben otros.

Cuando todos los demás forman parte de la misma construcción, del mismo esfuerzo, cuando sabemos que formamos parte de un colectivo, de una sociedad y de un pueblo, que con muchas dificultades y con muchas deudas, tiene avances también, tiene avances como este, avances que llenan de emoción y de alegría.

Sobre esta secundaria, yo todavía no la recorrí, pero la veo desde acá afuera, es un edificio que no tiene nada pero nada que envidiarle a escuelas, a veces, de lugares privados, con alto poder adquisitivo. Es un edificio hermoso, es un edificio que es digno, donde van a poder llevar adelante el proceso educativo que se hace entre alumnos, profesores, auxiliares, directivos, pero el proceso educativo que también necesita un espacio donde se pueda desarrollar de manera adecuada, de manera correcta. No es lo mismo tener luz o no tener luz en el aula. No es lo mismo tener o no tener laboratorio, bibliotecas, patios, un salón de usos múltiples.

No es lo mismo tener buenas condiciones de enseñanza y buenas condiciones de trabajo también, para los trabajadores y trabajadoras de la educación. Así que mis felicitaciones para los alumnos y las alumnas, para la comunidad, para sus familias, para los docentes, las docentes, para los directivos, para la directora, y a través de ella a todos los directivos de la Provincia de Buenos Aires [por] el esfuerzo que se hace a veces en condiciones difíciles.

Luego, hace falta poner en contexto. Fíjense que, contaba Fran, todo lo que se necesitó en estos casi 70 años para llegar al día de hoy. Primero, que hubiera una secundaria en Castelli, que no tuvieran que ir a otro pueblo —acá están los intendentes de pueblos vecinos—, que no tuvieran que movilizarse a otros pueblos para hacer algo tan básico como la educación en su ciclo primario y secundario, en el lugar donde nacieron, en el lugar donde viven y donde quieren vivir. Hoy estamos acá y ustedes lo tienen hace tiempo, pero acá están los primeros alumnos, los primeros estudiantes de una escuela que no existía y que había que hacer la secundaria lejos de donde uno había nacido. Eso es muy injusto.

Así que hubo una primera lucha, llegar a la secundaria. Luego, un lugar para poder desarrollarla de prestado de alguna manera o en condiciones no buenas. Luego, la búsqueda del lugar donde emplazar la escuela, conseguir los terrenos, contaba Fran esa historia. Luego, efectivamente, empezar la construcción de la escuela y que todo el pueblo sepa que iban a tener un nuevo edificio para la secundaria. Año 2014, año 2015. Es verdad, en ese momento Alberto era el ministro de Educación de Cristina, yo era el ministro de Economía, e hicimos muchísimas escuelas a lo largo y a lo ancho de la Argentina, muchísimas escuelas. Y luego cambió el gobierno y vino un gobierno de motosierra. Aquel gobierno de Macri, de Vidal, un gobierno del ajuste, de la motosierra, del no hay plata.

No fue cero obra pública, pero fue poca, menos, y después pararon todo. Y esta construcción se detuvo. Y detener una obra —y les pido que reflexionemos sobre esto—, a veces genera situaciones que son casi más complicadas reactivarlas que empezar de nuevo. Entonces, son dilemas, ¿no? Porque hay una obra parada, yo me imagino todo este anhelo, todas estas esperanzas, estos sueños que había sobre tener la escuela, y la obra detenida, parada, abandonada. El deterioro, se van arruinando las cosas cuando las obras se paran. Y después hay cuestiones legales, contractuales, que hacen muy difícil poner en marcha. Estas parecen cosas técnicas, pero así es como a veces quedan obras paradas durante décadas y después rotas y monumentos a la desidia y al abandono, que pasa la gente y los ve y dice: “Ahí iba a haber una escuela, ahí iba a estar nuestra escuela”, pero no.

¿Cuál es la diferencia entre empezar una escuela, entre parar una escuela y terminar una escuela? Lo voy a decir porque tiene una sola palabra: decisión política. Decisión política, esfuerzo, inversión, presupuesto. Les prometo, les juro y les aseguro que si uno gobernara con el latiguillo de “no hay plata”, para el gobernante es mucho más fácil. Porque te dicen “no hay plata, arréglense solos”; y no se pueden arreglar solos. Castelli no podía terminar su secundaria en soledad. No se podía hacer. Los fondos municipales, la solidaridad o la ayuda de los vecinos, no iban a alcanzar para hacer esta escuela. Son obras muy pero muy voluminosas, que requieren inversiones muy grandes.

Entonces, hubo en aquel momento muchísimas obras paradas. ¿Y por qué vuelvo a esto? Porque hoy en la provincia de Buenos Aires tenemos también obras paradas. El actual Gobierno [nacional] paró 1.000 obras. Y escuelas, como esta que terminamos acá, que estaban construyéndose con financiamiento nacional, como empezó siendo esta; 80 paradas. O sea, hoy hay 80 escuelas, 80 comunidades, y la cantidad de alumnos y profesores que eso significa, que ven que la obra [tiene un cartel que] dice “Obra paralizada”. Algunas de esas obras, con financiamiento internacional —no del FMI, que es para sostener el régimen cambiario y cosas así—, sino de organismos multilaterales, de organismos de crédito que prestan para hacer grandes obras como escuelas.

¿Cuál es el mensaje que quiero dejar? Que acá, en la Provincia de Buenos Aires, por más dificultades que haya —porque nosotros estamos atravesando la crisis económica que hay, que involucra los recursos del Estado, también el corte de financiamiento del Gobierno nacional—, en la provincia de Buenos Aires no paramos las obras. Es un esfuerzo muy grande; particularmente las educativas, no paramos las obras. Esta obra se terminó este año. El otro día inaugurábamos dos escuelas, vamos a inaugurar muchas escuelas más este año.

Y quiero decir el número porque en lo que va de nuestra gestión —ya son 5 años—, esta escuela, que estamos inaugurando hoy, ustedes ven lo que significa, acá lo vemos, cada una de las escuelas, la comunidad, el pueblo, la familia, los docentes, los pibes, esto que pasó, que está pasando hoy en Castelli, pasó ya en 242 escuelas de la provincia de Buenos Aires. Multipliquen esta alegría y esta emoción por 242 escuelas nuevas, 500 escuelas que reinauguramos, 1.200 aulas nuevas en la provincia de Buenos Aires.

Invertir en educación es, no tengo duda, de las mejores inversiones que puede hacer un gobierno. Y no invertir en educación, como está pasando hoy con el Gobierno nacional, es uno de los daños más grandes que puede hacer un gobierno, no invertir en las escuelas, no invertir en la universidad. Cuando recorremos los secundarios, les preguntamos a los pibes de los últimos años qué quieren hacer, muchos quieren estudiar. Les preguntás “¿Te podés pagar una universidad privada?”, la enorme mayoría en nuestra provincia no se puede pagar una universidad privada. Así que necesita que haya universidad pública, gratuita y de calidad. Y eso lo seguimos asegurando también en la Provincia de Buenos Aires. [Para ] Que después de esto, los pibes y las pibas puedan formarse, ser médicos, arquitectos, enfermeros, si quieren hacer un terciario, que sean lo que quieran ser. Para eso se necesita al Estado, eso no lo resuelve la economía privada, el mercado, sino que necesitamos un Estado presente.

Así que yo aprovecho para terminar hoy, valorando de nuevo —y con el dolor de la tragedia ocurrida en Bahía Blanca— el esfuerzo y la solidaridad del pueblo de la provincia de Buenos Aires. Hoy abrimos una secundaria, una escuela secundaria, un edificio de una escuela secundaria donde ustedes van a poder tener un futuro mejor; y cada vez que cada uno de ustedes triunfa, le va bien, hace lo que quiere y es feliz, triunfamos todos y somos felices todos en la provincia de Buenos Aires. Ustedes tengan la certeza de que su esfuerzo es algo que necesitamos todos, y su éxito es algo que necesitamos todos. No es individual, es de un pueblo entero, 17 millones de bonaerenses celebran hoy esta escuela y el comienzo de las clases en toda la provincia.

Gracias.