Buenos días a todos, a todas.
Ya los reconocimientos, los saludos, las presencias las nombró el intendente Julio Alak. Yo quiero decir que Julio en este discurso habló de planes que tenemos en común hace mucho tiempo. Cuando llegamos, en el 2019 al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, esa Casa de Gobierno, que está atrás, esta plaza, nuestra capital de la Provincia, estaban prácticamente en ruinas. Julio usó la palabra vergüenza porque es cierto; ustedes recordarán, el tiempo pasa, pero la Casa de Gobierno que tenemos atrás estaba llena de manchones de pintura, sus veredas destruidas, su pintura absolutamente deteriorada, sus techos llenos de goteras. Así que yo hablo también de vergüenza, pero hablo de una cuestión más profunda, que es el abandono que sufrió nuestra provincia de Buenos Aires y su capital, y que es el desprecio de quienes la gobernaron, expresado en sus edificios públicos, en sus instituciones, en la falta de interés.
Ni siquiera venían a la capital de la Provincia para gobernarla. Y creo que, obviamente, cuando uno se refiere a las cuestiones y a su apariencia física, su aspecto, pareciera que está hablando de temas superficiales, ¿qué cambia? Yo creo que es muy profundo lo que se expresa. A mí me tocó recorrer todas las provincias de la Argentina y conozco, si no me equivoco, todas las casas de gobierno provinciales. Está dicho, se sabe, que la provincia de Buenos Aires es hermana mayor de las provincias argentinas, por su volumen, por su importancia, por su población, por su ubicación, por su historia. No tengo ninguna duda de que la Casa de Gobierno en peores condiciones, en peor estado de todas las provincias argentinas, era la de nuestra provincia.
Era una provincia que tuvo que atravesar una etapa prácticamente sin gobierno. Y lo digo porque el proyecto que está tomando cuerpo, que iniciamos desde el Gobierno provincial, requería para concretarse que también en el municipio y en la ciudad de La Plata hubiera autoridades, más claramente un intendente, que comprendiera la importancia estratégica, la importancia histórica y la importancia política que tiene la capital de la provincia. No es esto un municipio cualquiera, no es esta una plaza cualquiera. Lo dijo Julio muy bien: estamos ante la plaza que expresa el Gobierno, el poder político y el proyecto de una provincia entera.
Esta plaza San Martín, que fue pensada y diseñada para ser parte del eje fundacional, una suerte de monumento histórico y simbólico, fue llevando diferentes nombres. Desde el año 1914, ya 110 años, lleva el nombre de un héroe, de un patriota argentino, que se llama José Francisco. Y lo digo sin ánimo de chicana, porque comprendo que por dificultades de comprensión de lectura o lo que fuera, puede haber una autoridad que equivoque el nombre de San Martín; no es lo importante. Lo grave y lo importante es olvidar su lucha, su gesta y sus ideas. Recordamos a San Martín como el padre de la Patria, como el libertador; se lo recuerda, en buena parte de nuestro continente, por esa decisión, esa obstinación que tuvo en liberar toda nuestra América. Por haberse convertido en un patriota de nuestra Patria Grande.
San Martín tenía la convicción de que la Argentina necesitaba liberarse. Liberarse e independizarse de cualquier imperio o país extranjero. La libertad que buscó San Martín no era una libertad solo individual, era la libertad de un pueblo, la soberanía de un pueblo y era un hombre profundamente conocedor de las necesidades de nuestra América. De la misma manera que él, su generación revolucionaria, que nos permitió cortar los lazos con el imperio español, comprendía que la libertad, siendo un valor individual por supuesto, pero también colectivo, así como uno puede decir que nadie se realiza en un pueblo que no se realiza, se puede decir también que nadie es libre en una patria que está dependiente y dominada de potencias extranjeras a intereses foráneos de organismos multilaterales como el FMI. No hay libertad si le entregamos nuestra soberanía al extranjero.
De la misma manera, junto con los patriotas de Mayo, comprendió que no hay libertad que valga su nombre si junto con ella no hay igualdad. La libertad sin igualdad es una libertad ficticia. Y recordando también los principios que impulsaron a San Martín y a su generación, tampoco alcanza con la libertad y la igualdad; hace falta lo que entonces se llamaba fraternidad, que hoy se llama solidaridad y hoy se llama justicia social.
Estamos honrando, Julio, a San Martín, que tenía acá un monumento histórico en estado de decrepitud, dijiste, de decadencia. Decadencia fue la marca hacia la que nos quisieron llevar quienes gobernaron esta Provincia. Abandono, desinterés. Por eso, esta plaza San Martín y las próximas inauguraciones, Julio, que tienen que ver con el patrimonio histórico de tu ciudad, de tu municipio, pero también —me atrevo a decir— patrimonio de toda nuestra Provincia. Esta no es una plaza municipal, esta es la plaza más importante de la provincia de Buenos Aires. Es la plaza donde están sus poderes, que estamos representados hoy acá. Es un canto también a la democracia, a la República, y tiene ahí el pañuelo que honra las luchas de las Madres y Abuelas de la Plaza de Mayo.
Por eso, San Martín y la recuperación, el renacimiento de la Provincia de Buenos Aires, como una verdadera guía en términos nacionales y federales. Yo aspiro a que la capital de la Provincia recupere su esplendor, como fue pensada, como fue diseñada, como fue concebida. Una provincia fuerte, con determinación, con ideas, una Provincia que va a luchar y que está luchando contra quienes quieren destruir el federalismo en la Argentina. Yo le advierto, al Gobierno nacional, que el federalismo es fundacional de nuestro país y de nuestra Provincia, que no es optativo, que no está en venta. Nunca esta Provincia va a votar en contra de los intereses permanentes de la Nación y del pueblo, por más migajas que le ofrezcan, por más miseria con la que la amenacen. Nunca vamos a entregar los principios que fundaron nuestra Patria.
Por eso también, en esta plaza, nos toca recordar todas las luchas que hicieron posible que hoy estemos acá. Esas luchas están expresadas en la lucha por la independencia, en la lucha por la soberanía, pero también en la lucha por los Derechos Humanos. Julio, te felicito y agradezco que los pañuelos que están alrededor del monumento sean parte hoy de una decisión política de las autoridades de nuestra Capital provincial.
Un párrafo aparte, que está vinculado al enorme, al inmenso plan de obras que acaba de anunciar Julio. Tiene que ver con la recuperación del patrimonio histórico, del eje fundacional, del casco de la ciudad de La Plata, pero tiene que ver también con ese trabajo que se empieza a hacer en los pavimentos, en la cuestión del agua, de las cloacas, en la cuestión de las inundaciones, en las luminarias, en el cordón cuneta, en las veredas, en los muros de todos los barrios de nuestra Capital de La Plata.
San Martín también, junto con los patriotas que nos fundaron, sabían de la importancia que tiene la acción de gobierno. Particularmente, no hay ninguno de ellos —y lo digo a quienes lo reivindican de manera parcial y sesgada—, ninguno de ellos ignoraba la importancia del Estado y de la obra pública. Sin obra pública y sin infraestructura no hay patria y no hay dignidad, hay apropiación privada de la riqueza de todos. No hay igualdad, no hay distribución y no hay equidad territorial. Por eso, Julio, importantísimos los anuncios de hoy, que ya empieza a ejecutarse un plan de 130.000 millones de pesos para llevar adelante la reconstrucción de las calles, de las veredas, de los asfaltos de la ciudad de La Plata, abandonados y olvidados.
Por eso y para terminar, quiero celebrar, Julio, que nos hayamos puesto de acuerdo en esa vieja discusión, ese diferendo de la tasa de capitalidad. Ustedes saben que es una discusión que lleva mucho tiempo. A mí me llena de orgullo saber que la ciudad de La Plata recibe esa tasa de capitalidad, que el municipio de La Plata recibe esos recursos y se los devuelve a su gente, no al negocio inmobiliario, no a los intereses privados, sino a su gente.
Esta plaza recobra su importancia, esta plaza recobra su esplendor y su grandeza. Pero esta plaza, con el patrimonio histórico, cultural, artístico que tiene, con este espacio formidable que hoy estamos estrenando, que se va a llenar de música, se va a llenar de arte, se va a llenar de gente, se va a llenar de disfrute, se va a llenar de dignidad en La Plata. Por eso, Julio, esta plaza que hoy inauguramos vuelve a sus dueños, que son los que forman parte del pueblo de La Plata y del pueblo de la provincia de Buenos Aires.
Gracias, Julio. Gracias a todos. Vamos todavía con la Provincia, vamos Buenos Aires, vamos La Plata. Gracias.