Muchas gracias a todos y a todas. Empiezo agradeciéndole al Gato [Gastón Granados], al intendente de Ezeiza, a Dulce [Dulce Granados, presidenta del Concejo Deliberante local], por su intermedio, a mi querido amigo el primer intendente de Ezeiza, gran intendente de Ezeiza, Alejandro Granados padre. Pero quiero contarles, primero, una pequeña anécdota que no hace a la celebración de hoy completamente. Estábamos en Ezeiza inaugurando una escuela, un jardín de infantes, hace no mucho tiempo, hace algunos meses atrás, y vino Alejandro y dijo algo que a mi me dejó impactado por la generosidad y lo escuché recién al intendente actual que decía 'el más grande intendente que tuvo y que tendrá Ezeiza'. Pero estábamos ahí viendo y hacíamos cuentas, y la verdad que Gastón tiene ya inauguradas dos escuelas en Ezeiza, así que no sé quién va a ser el más grande históricamente, pero, Gato, tenés un laburo impresionante en educación, en seguridad. Es una escuela. Es una escuela que acá en Ezeiza ha hecho tantas cosas, pero quiero hablar de este edificio.
Lo primero que le quiero decir a la directora y a los pibes y las pibas del centro de estudiantes, a todos los estudiantes, es que tienen una escuela nueva, pero tienen una escuela con un edificio digno, hermoso, de calidad, moderno y luminoso. Con el edificio que se merece este barrio, esta comunidad, estos pibes y estas pibas.
Recién, recorriendo las aulas, me recibieron en dos cursos y les comentaba que cuando nosotros asumimos, brevemente, veníamos también de un gobierno neoliberal, de derecha, que —en el caso del gobierno anterior al nuestro— decía que la educación pública era muy importante. Defendía a la educación pública, pero no puso un peso. Les bajó el sueldo a los y las docentes. No invirtió en infraestructura escolar. Hizo en 4 años 65 escuelas. Endeudó —eso sí— muchísimo a la provincia de Buenos Aires en dólares, pero no los puso acá. Yo veía las cuentas públicas, el presupuesto nacional, los gastos y observaba que cayeron las partidas de educación, de salud, de obras y ¿saben qué? No caían todas las partidas, todos los gastos, todos los ítems, todos los rubros. Había uno que crecía: los intereses de la deuda, el pago a los acreedores, el pago al sector financiero, a los bancos extranjeros.
Así que es mentira que no hay plata. No hay plata para escuelas del Gobierno nacional, no hay plata para caminos del Gobierno nacional, no hay plata para cloacas del Gobierno nacional. Hay plata —eso sí— para la timba y el sector financiero. Por eso yo creo que esto nos tiene que hacer reflexionar, porque este edificio tan hermoso que tienen ustedes, que antes no existía, obligaba a que tuvieran que compartirlo con la primaria, ¿no? Y me decían los pibes y las pibas que estaban apilados, abarrotados, hacinados, que no tenían las instalaciones que correspondían, que cabían menos pibes y pibas en la escuela secundaria.
Y eso es en lo que tenemos que pensar: que si un pibe o una piba no tiene un lugar en la escuela o no tiene una escuela digna, corremos el riesgo de que no estudie, corremos el riesgo de que deje la escuela. Tenemos el riesgo de que entonces tenga un futuro sin educación, un futuro que todo el mundo sabe que es peor, que es más limitado. Alguno dirá que es culpa del pibe o de la piba que no quiere estudiar, de su familia que no lo lleva o que no pone lo suficiente. Es mentira. Puede haber algún caso, pero son la menor parte. La mayoría de los pibes y las pibas que no van a la escuela es porque no se les ha dado la oportunidad. Porque no tienen la escuela cerca, o porque no tienen la vacante, o porque tienen una situación económica que impide que puedan estudiar. Y eso, la verdad, es para nosotros muy doloroso. Y ¿cómo se arregla? Con vocación, con decisión y con inversión pública, con más Estado. Con escuelas como esta en toda la provincia de Buenos Aires.
Nos llena de orgullo que esta escuela tenga sus salones, su biblioteca, su comedor, su ascensor, su patio, su luminosidad. Que sea una escuela hermosa donde da gusto venir a estudiar. Eso le tenemos que dar a todos los pibes y las pibas de la Provincia. Y por más que nos corten los fondos, por más que nos quiten los recursos, no vamos a parar hasta que cada pibe y cada piba de la provincia de Buenos Aires tenga su escuela digna.
¿Saben qué es lo más emocionante de esto? Lo digo con toda sinceridad: que las familias, las maestras, los auxiliares, los directivos, miran esto con amor. Con amor. Tal vez no lo entiendan algunos de esos economistas sin corazón, pero lo miran con amor. Le ponen sentimiento a esto. Obviamente que la escuela tiene sus días buenos, sus días malos, pero todos entienden que sin edificios no hay escuela, sin maestros y maestras no hay escuela, sin auxiliares no hay escuela, sin sueldos docentes no hay escuela, sin bibliotecas y sin libros no hay escuela. Y la verdad es que eso es producto de una consciencia, de una compresión que va a superar cualquier cantidad de trolls que pongan en las redes, cualquier cantidad de campañas que hagan. Contra esto no van a poder.
Porque cuando yo hablaba de esta escuela, los chicos y las chicas me decían que sí, que el edificio estaba buenísimo, pero el mejor aplauso, el más grande que escuchamos, fue cuando dijimos que esta escuela es muy importante pero forma parte ya de las 229 escuelas que se inauguraron en la provincia de Buenos Aires. Que hayan festejado mucho su escuela, pero que también tengan la empatía, que también tengan la sensibilidad para comprender que lo bueno no es solamente que haya una escuela en este barrio y en Ezeiza, sino que tengan escuelas parecidas, similares, posibilidad de hacerlo todos los pibes y las pibas de la Provincia, eso nos muestra que fracasaron con el discurso del individualismo, del egoísmo y del sálvese quien pueda.
Podrán andar por ahí agrediendo pero no le metieron en la cabeza a nuestro pueblo que todo es yo, yo y yo, que el problema es el nosotros. Así que quiero también un gran aplauso. Lo digo desde mi experiencia personal: el día que entré al secundario, entré también al centro de estudiantes. Así que, un aplauso para los pibes y las pibas que ponen parte de su energía, de su esfuerzo, de su tiempo, de su día, no solo en lo propio sino también en buscar el bienestar para el conjunto.
Esta escuela se empezó a construir en el gobierno anterior, cambió el gobierno, cortaron todas las obras. Toda la obra pública en toda la Argentina cortaron: cloacas, rutas, escuelas. En la provincia de Buenos Aires: 1.000 obras públicas. Estos son playones, caminos, agua potable. Todo cortado por el Gobierno nacional. Todo. Entre esas 1.000 obras que nos cortaron, 80 son edificios escolares que financiaba el Gobierno nacional y que dejó de financiar. Más allá de las posturas económicas, más allá de las posturas ideológicas, a mí me da decir: no sean malos. Al presidente de la Nación, a sus funcionarios: no sean malos. No dejen a los pibes y las pibas sin escuelas y sin oportunidades, no dejen a la gente sin viviendas y sin cloacas. No sean malos, tengan corazón, abandonen la crueldad, la insensibilidad, la falta de humanidad. Piensen en los demás, piensen en los que necesitan. No sean egoístas. ¿Sólo a los banqueros los van a escuchar? Escuchen a los pibes y a las pibas de la Argentina que necesitan la escuela. ¿Sólo al FMI, a los acreedores, a los poderosos?
Ayer reprimían, golpeaban a los jubilados y a las jubiladas que estaban pidiendo simplemente un 8 por ciento que les robó el Gobierno [nacional] de aumento. Así que vaya nuestro homenaje a los que luchan por lo que les corresponde. Este es un pueblo que nunca tuvo miedo y esta escuela es importante porque es acá en Ezeiza, donde con recursos municipales y provinciales, terminamos de esas escuelas paradas, la primera. Esta es la primera que se termina de las que nos dejó el Gobierno nacional, que nos anda dejando sin presupuesto, sin computadoras, sin libros.
Así que la verdad es que es una enorme fiesta. Yo le agradezco mucho a la comunidad educativa, a la escuela, al colegio, por dejarnos compartir con ustedes un día que va a quedar grabado porque es el día en donde hay un derecho más y una vergüenza menos.
Algunos dicen que a la universidad solo tienen que ir los que la pueden garpar, el que puede pagar la cuota, que todo lo tiene que solucionar la empresa, el mercado y por privado. Y yo sé muy bien, y todos sabemos muy bien, que acá en la Provincia de Buenos Aires, con ese criterio, muchos de los cientos de miles de pibes y pibas que van a la universidad, no podrían pagarles y se quedarían afuera. Hablando con los chicos y las chicas de sexto me decían “quiero estudiar psicología”; “quiero estudiar ingeniería”; “voy a ir a la Universidad de Lomas”; “voy a ir a la Universidad de Buenos Aires”; “voy a ir a tal otra universidad”. Están planeando un futuro según sus sueños, obviamente eso tiene que ver con la vida personal, pero [también] tiene que ver con la vida de todos porque un país mejor va a ser mejor si tiene más ingenieros, más psicólogos, [eso] lo entendemos todos. Tiene que ver con el desarrollo, tiene que ver con nuestro crecimiento, tiene que ver con nuestras posibilidades, y nos quieren dejar sin universidad pública.
Por eso, este viernes va a haber una manifestación de científicos y científicas, que, como pasó otras veces, cuando les cortan el presupuesto, para seguir haciendo lo que hacen, se tienen que ir afuera y esa es la fuga de cerebros.
Por eso digo, acá, en la provincia de Buenos Aires, vamos a terminar, también, las obras que abandonó el Gobierno nacional en las universidades. Necesitamos que cualquier pibe y piba, con cualquier cuna, con cualquier condición social, con cualquier capacidad económica de su familia y en cualquier lugar de los 300.000 kilómetros cuadrados que tiene nuestra Provincia, pueda ir al jardín de infantes, a la primaria, a la secundaria y a la universidad. Pública, gratuita y de calidad.
Muchas gracias.