Qué alegría, qué lindo estar en Lezama. Gracias al intendente [Arnaldo Harispe], a su secretaria de Salud, que recién nos acompañaba. Recuerdo cuando estuvimos acá y esto era una obra. No tengo el registro de memoria de todo lo que dijimos, pero no tengo ninguna duda de que, conociendo lo que ocurría en ese momento y lo que se avecinaba, debemos haber advertido.
En ese momento hablaban de nuevo y, por enésima vez, de campaña del miedo. Advertimos en cada rincón de la provincia de Buenos Aires. Nosotros tenemos una idea muy clara de qué queremos para la Provincia, y tenemos una percepción, un dolor, también, por todo lo que falta en la provincia de Buenos Aires. Y sabíamos y estábamos convencidos de nuestra mirada, por más que por las redes sociales y por buena parte del sistema de medios de la derecha, estaban insistiendo con que Milei era la novedad, con que “miren, apareció uno que es distinto, nuevo”, y se reían mucho de las cosas que decía. Muchos se tomaban un poco a broma sus exabruptos, sus destratos, maltratos, insultos, que podían ser a un periodista, a un político de la oposición, a un mandatario extranjero o a la gente en general, a los científicos, a los artistas. En aquel momento también criticaba al INCA, al cine nacional, decía que no se veían las películas, ala universidad, decía que quería poner váucheres y arancelar.
Recuerdo perfectamente haber estado acá durante la campaña electoral advirtiendo sobre el peligro que se nos venía encima. Yo creo que esas ideas, esa ideología son muy dañinas. En ese momento parecía un chiste, porque decía “voy a dolarizar, voy a destruir el Banco Central, voy a dinamitar no sé qué cosas”, decía “afuera”, y sacaba ministerios, que venía a ajustar, andaba con una motosierra. Y muchos decían “bueno, vamos a probar, qué sé yo, vamos a probar con esto”.
Y yo entendía que no era ninguna broma, que lo que se venía era difícil, era peligroso, particularmente para la provincia de Buenos Aires. No estoy señalando a ninguna jurisdicción en general, porque ya van a decir “habla de la Capital Federal”, que tiene muchas cosas ya resueltas en términos de infraestructura, que tienen 33 hospitales, que tienen todas las cuadras asfaltadas, conectividad de internet, que no necesita rutas ni autopistas. Pero no, no estoy focalizando ahí. Creo que aprovecharon un poco una situación de malestar, de enojo, de disconformidad, y sobre eso montaron un discurso que para mí ya era, en aquel momento, realmente disparatado por un lado y grave por el otro. Ya no era simplemente “vamos a eficientizar”, si no “voy a terminar con el Estado”.
Y acá, en la provincia de Buenos Aires, estamos en un lugar donde el privado, el mercado, los empresarios, no van a resolver el tema de la salud. Ustedes me entienden, porque lo saben, porque nadie prohibió, el intendente es de otra fuerza política, pero no prohibió acá poner una clínica. No está prohibido poner una clínica privada.
Simplemente pasa algo que es un hecho de la realidad, no es un juicio de valor ni nada de menospreciar, pero la verdad es que el empresario privado invierte su dinero y su recursos con la intención de recuperarlos. Y más que eso, para ganar plata. Entonces, si vas a poner una clínica privada, tenés que poder tener acá un servicio, un sistema de prepaga, tipo OSDE. Lo que voy a decir es de horrible mal gusto pero creo que hay que hablar con la verdad y frontalmente. No es una cuestión de andar insultando o gritando, eso no te da más verdad, pero creo que hay que hablar muy frontalmente sobre temas que son complicados hoy en la provincia de Buenos Aires.
Están quebrando muchísimas clínicas privadas porque hay gente que ya no puede pagarse la salud y los medicamentos. Por eso van al Estado. Hay algunos que no lo podían hacer antes, pero hay otros que lo hacían y ya no están pudiendo hacerlo, porque subió el alimento, los alquileres, los servicios, la nafta y los remedios.
Se acuerdan de que hubo un episodio con las prepagas al comienzo del gobierno de Milei. Vino el tipo con ese Decreto 70, desreguló, dijo “cobren lo que quieran”. Después empezaron a poner el grito en el cielo “se fueron a cualquier lado”. Claro, cobraron lo que querían. Y como es medio monopólico y van sobre un sector que tiene recursos y que ellos, probablemente, ganen más plata cobrando más caro aunque pierdan afiliados, asociados, clientes, cobrando a menos pero más y tal vez es negocio.
¿Y de qué nos vamos a quejar? Si no es una empresa de beneficencia, no es un lugar de caridad, es un negocio. Quieren ganar plata y la mayor posible. Prestan un servicio que es tremendamente delicado, pero la verdad que lo que tienen que hacer, su función es ganar plata. Es esa. Por supuesto que cuando uno piensa en una sociedad que tenga cierta armonía, ciertos equilibrios, cierto grado de igualdad, dice: en todos lados del mundo sobre determinadas estaciones y determinados servicios que tienen que ver con cuestiones tan delicadas como la salud, como la educación, interviene el Estado, no en la Argentina solamente, en todos los lugares del mundo, se regula un poco, se le pone un límite a la rentabilidad para garantizar acceso.
Porque, ¿qué pasa cuando las prepagas no se pueden pagar o cuando la gente no se puede comprar los medicamentos? Y bueno, o la gente se muere o se enferma gravemente sin respuesta. Miren que hay países donde esto es así. El otro día escuchaba la campaña norteamérica donde lo que decía un sector, los demócratas, era “más salud para todo el mundo”, medicare, cómo hacer para que el Estado garantice la salud porque no está garantizada. Hay gente que no tiene prestaciones de salud y no puede comprarse los remedios.
Acá, en la Argentina, nosotros tenemos otra tradición, pero si se desregula y se trata como si fuera la venta de entradas a un espectáculo, pasa eso: se va el precio a cualquier lado. ¿Y a dónde va la gente? Al sistema público, recae a los municipios, al Gobierno provincial que tenemos que responder, porque nosotros tenemos esa mirada además. No solo porque eso genera una demanda, sino porque creemos que acá no estamos hablando de una mercancía, un bien, un producto cualquiera, estamos hablando de algo tan básico, tan esencial como el derecho a la salud y el derecho a la vida que en nuestro país, o por lo menos en nuestra provincia, está garantizado.
Hago este comentario y me permito hacerlo en una situación donde estamos festejando, porque esta obra es preciosa, porque tenemos entender dónde estamos parados y cuáles son las cuestiones, los contextos en los que estamos. Es muy grave, es muy triste lo que está pasando. El Gobierno nacional se borró de todo, desertó, y lo hace con un discurso como si eso —no ocuparse de nada— fuera una conquista de algo. Y hay una ideología ahí, anarcocapitalista, con la que pretenden destruir el Estado desde adentro. Hay como un goce con eso.
Ahora, la realidad que estamos viviendo es que nos pararon todas las obras del Gobierno nacional. Lo han dicho públicamente, es como una especie de declaración de guerra: “voy a fundir a la provincia de Buenos Aires y a todas las provincias, las voy a asfixiar”. ¿Por qué? Dice porque no le gusta el gobernador, pero no es el problema, porque no lo votaron a él. Es la peor de las prácticas y yo llamo la atención sobre esto porque hoy estamos sufriendo las consecuencias que son tremendamente graves. Cortaron los medicamentos oncológicos, dejaron de asistir con alimentos que se les pudrían. Con tal de no asumir la responsabilidad de distribuir alimentos para los que necesitan, prefirieron que se les pudrieran a dárselos a la gente. Es desalmado. Yo no le estoy poniendo ni un adjetivo. Estoy describiendo cosas que todos sabemos que están ocurriendo hoy en la República Argentina.
Así que estar acá hoy, inaugurando un Centro de Atención Primaria de la Salud es muy importante. Cuando veíamos el sillón odontológico, ese equipamiento muy costoso, yo decía que esto no tiene nada que envidiarle a lo privado y la secretaria de Salud me decía que es mejor que mucho de lo privado. No saben lo importante que es para nosotros, en un contexto como este, porque venimos de inaugurar otro centro de salud, también de esta dimensión, en Gesell. Hoy dos Centros de Atención Primaria de la Salud, que eran la salita de salud, siempre era la salita, la salita en el barrio, y esto es un pequeño hospital, es un hospitalito. Por supuesto que tiene otro valor, porque nosotros concebimos el sistema de salud estratificado, escalonado, con niveles de atención primaria y cada vez de más complejidad, y eso descarga también a los hospitales.
Descentralizamos, pero también hacemos que no todo caiga sobre el hospital, entonces el hospital se puede especializar en cuestiones de mayor complejidad, y se ordena más armónicamente, mejor. Y además, se hace promoción, prevención en los barrios, en los lugares donde la gente vive. Este lugar donde estamos, siempre decimos el SUM, nunca nos pasó estrenar el centro de salud desde el SUM, desde el salón de usos múltiples. Pero esa es la idea: que acá se hagan capacitaciones, reuniones que tengan que ver con la salud, que esté abierto a la comunidad también, para que se lo apropien y se puedan hacer otros tipos de reuniones, otro tipo de encuentros.
Nuestra idea es que la salud se empiece a integrar, para que no solo sea la atención cuando tenés la dolencia, la enfermedad, la emergencia, sino para que haya una práctica, una gimnasia de concurrir, de estar todo el tiempo pendiente desde el nacimiento hasta la tercera edad, todo el tiempo cerca del sistema de salud. Y esto implica lo de la historia clínica digital, electrónica y digital, que hace que en cualquier lugar donde vas, de manera muy cuidada desde el punto de vista de la confidencialidad, el médico o la médica que te atiende en cualquier lugar de la Provincia tenga acceso a tu ficha médica. Esto es importante también, porque los estudios, las imágenes, todo queda almacenado en un solo lugar. Y después, aunque vayas a un médico nuevo, que no te conoce, entonces ahí pueden estar los comentarios. Es muy importante esto y lo estamos haciendo en toda la provincia de Buenos Aires.
Está el sillón,está lo que tiene que ver con ginecología, están las cuestiones vinculadas a la aparatología, el sistema de oxígeno, está toda la inversión en tecnología, pero tal vez una de las cuestiones más importantes, aunque más genérica, es la computadora. Es que esto está informatizado y conectado a una red, entonces a todo lo que pasa acá se puede acceder desde niveles de atención más elevados, desde el hospital o desde cualquier lado de la Provincia.
Es importantísimo para nosotros invertir en salud pública y en infraestructura. Este pequeño hospital, para llamarlo así, cambia la vida de los vecinos y de las vecinas, hace que se garantice el acceso, la cercanía, que esté abierto. Lo que digo parece dramático, pero no es así: hay muchos países de nuestra región, de América Latina, en los que si alguien tiene un problema de salud, no hay una ambulancia que venga, no hay quién lo atienda porque lo que hay es privado e inaccesible para las grandes mayorías. A veces, la gente muere en su casa o en la calle sin atención. Lo cual es una posibilidad para nuestro país; por eso les digo que hay países que funcionan así.
Lo más grave de esto —por supuesto que todo lo que acabo de decir es muy grave—es que muchas veces ni aspiran a otra cosa. Se han resignado, lo han incorporado, lo han naturalizado, saben que hay sectores que no tienen acceso a la salud, que no tienen acceso a la educación, que se quedan afuera y ya está, ya es parte. Nosotros tenemos un país, una Provincia que recorrió otro camino y otra historia. A veces, cuando me piden como gobernador, porque uno tiene una responsabilidad, “necesitamos acá tal cosa, tal otra”. Pasa mucho: inauguramos una escuela, un jardín de infantes y te dicen “falta una escuela ahí”. Vos decís: “estamos inaugurando una escuela que se esperaba y piden otra”. Bueno, yo cuando un ministro, algún funcionario o alguien dice “ahora nos piden otra”, le respondo que está muy bien eso, está muy bien que pidan más.
En Argentina no está naturalizado esto. Yo te pido perdón porque es lo que pienso muy sinceramente. No está naturalizado que vos por la condición social o por el lugar geográfico, algo te deje afuera y te excluya. No, no está naturalizado, no se comprende así. Yo creo que esto es así porque por la Argentina pasó el peronismo, porque está el peronismo. Lo digo con mucho respeto porque es una discusión que está presente para los que forman parte, o los que comparten esta doctrina, esta sensibilidad, pero para los que no también, para los que pertenecen a fuerzas del campo popular también. La universidad tiene que ser pública, gratuita y para todos y todas. Tiene que ser accesible, no es que algunos tienen que ir y otros no por alguna cuestión de cuna, de nacimiento o de condiciones. No es así. Nosotros creemos que esto no es así, por eso me parece que es una discusión muy profunda.
Vuelvo sobre esto porque hoy nos gobierna la idea contraria, que sostiene que todo depende de si tenés o no tenés, e ignora las condiciones de partida, pero ignora también las condiciones mundiales, porque este problema que yo estoy marcando, de quienes no pueden acceder y, por tanto, si es sólo el mercado el que administra y suministra, se quedan afuera de cosas básicas, de cuestiones básicas, lo cual se retroalimenta porque después sus hijos y así sucesivamente, entonces se va perpetuando y se va fosilizando una situación de mucha desigualdad. Y esto no es algo privativo de Latinoamérica, que es un continente muy desigual, el más desigual; más desigual, por ejemplo, que África. No porque no haya mucha pobreza en África, sino porque también en América Latina hay sectores que tienen mucha riqueza, eso la hace tan desigual. No el promedio sino la distancia.
Entonces es importante pensar en todas estas cosas, porque lo que estamos discutiendo hoy a nivel social, a nivel político, a nivel histórico, es qué queremos para la Argentina, un país que puede ser más desigual, pero eso se concede, se permite, se asume. Esto mismo pasa, en Europa, en Estados Unidos, donde hay sectores que tienen mucha dificultad para el acceso, a veces vinculado también a la discriminación que existe en base a la inmigración. Son países que tienen esos niveles de desigualdad y parece que está tolerado, y para algunos hasta está bien, y le empiezan a echar la culpa a los que quedan afuera, que es culpa de ellos porque no hicieron lo que tenían que hacer. Está muy bien la libertad. La libertad de hacer tal cosa, la libertad de hacer tal otra, pero yo creo que para que la libertad sea real, sea efectiva, primero tiene que haber un poco más de igualdad.
Y bueno, todo esto viene a cuento de que estamos acá, efectivamente hay un Gobierno nacional que no cree en el federalismo, que no cree en el Estado. La paradoja de que gobiernan en el Estado los que quieren destruir el Estado, y no son palabras que estoy poniendo yo, son palabras del mismo presidente de la Nación que castiga a los que no piensan igual, que se enoja, que agrede. Son todas cosas que nosotros hoy tomamos con la seriedad y con la gravedad que tienen, pero queremos decir con la misma certeza que podemos criticar eso, que acá, en la provincia de Buenos Aires, se votó otra cosa. Se votó por salud, por educación, se votó por producción, por trabajo y por vivienda. Hay que estar muy atento porque yo voy a lugares donde hay mucha gente que votó a Milei reclama que falta tal cosa, falta tal otra. Y yo estoy de acuerdo con el reclamo, pero empieza a haber un ruido entre una cuestión y la otra, porque quieren fundir a la Provincia, cortaron toda la obra.
Ahora estaban hablando de que quieren dejar de sostener todo lo relacionado con el transporte. Bueno, eso es una realidad que estamos viviendo. Acá, en la Provincia de Buenos Aires, nosotros creemos que tenemos que reconocer la legalidad y el proceso democrático, porque hubo una elección, se ha votado eso a nivel nacional. Pero en la provincia de Buenos Aires se votó distinto, entonces estamos con esta cuestión.
Por eso recordaba la reunión que hicimos acá y el discurso de ese momento, donde yo decía que pedía el voto para más educación, más salud, más producción, más trabajo, más seguridad. Estamos haciendo obras en toda la Ruta 2, en la Ruta 11, estamos acá, en un Centro de Atención Primaria de la Salud y en septiembre vamos a reiniciar la obra de la Casa de la Provincia.
Y yo creo que hay que empezar a confrontar, no a la gente o al votante, porque cada uno vota como quiere, por supuesto, pero cuáles son las consecuencias de lo que se decidió. Además, a esto le agregó posiciones personales, por supuesto. Me permito compartirlas con ustedes porque una de las cuestiones es que el presidente dice: “no, pero a mí me votaron para hacer el ajuste, entonces por primera vez esto es novedoso, por primera vez la gente, masivamente, votó un ajuste”. Y no es verdad porque hay una cuestión que no es un detalle: el ajuste iba a ser para un sector, la casta, la política. Y yo le puedo preguntar a los 17 millones de bonaerenses para quién fue el ajuste y no fue como dijo Milei; el ajuste fue en la comida, en los remedios, en el combustible, en la vida cotidiana, fue en todo el ajuste. Entonces no es verdad, lo votaron según él para hacer un ajuste, pero la letra chica, o no tan chica, decía que iba a ser para un sector, y yo creo que la mayoría de los que lo votaron no decía “es para mí ese ajuste”. Y sí, es para las grandes mayorías.
Y a la provincia de Buenos Aires, que es una provincia de producción, de trabajo, que tiene muchas necesidades también en materia de salud y educación, esa política le está haciendo daño. Así que inaugurar hoy un centro de salud, poder reanudar las obras que también se interrumpieron porque vino una devaluación gigantesca es muy importante. Hubo que hacer un esfuerzo muy grande, así como Nico[Nicolás Kreplak, ministro de Salud] sigue trabajando para ampliar el derecho a la salud en la provincia de Buenos Aires, Kato [Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura y Servicios Públicos] ha renegociado todos los contratos, prácticamente, para reanudar las obras de la Provincia. Estamos tratando de afrontar junto con los intendentes el abandono y la deserción del Gobierno nacional. Hemos asumido alguna de esas obras, es muy difícil porque legalmente, jurídicamente, además dicen “bueno, le podemos pasar a las provincias”.
Ustedes habrán visto, querían generar el efecto “bueno, Kicillof no quiere recibir las obras que le ofrece gentilmente el Gobierno nacional”. ¿Qué decía eso? Que nos pasan las obras con las deudas que tienen, sin las redeterminaciones, es decir algo realmente injusto e ilegal. Como funcionarios públicos, nosotros no podemos asumir compromisos que no son nuestros. Sin embargo, estamos reanudando las que se pueden porque son convenios con municipios, donde nosotros podemos ayudar, como son las obras en los centros de primera infancia, las obras en las universidades, que las estamos reanudando, aunque era responsabilidad del Gobierno nacional.
Es todo el esfuerzo que estamos haciendo, en momentos muy complejos. Estamos en un municipio gobernado por una fuerza política que no es la nuestra, venimos a inaugurar esta obra tan importante y venimos a anunciar que vamos a poner en marcha la obra de la Casa de la Provincia y hace poquitos días, el presidente de la Nación dijo “no vamos a hacer una gran obra en la provincia de Buenos Aires”, todos dicen “bueno, porque Kicillof no sé qué”. No, dijo “votaron mal, no me votaron a mí, entonces no van a tener una inversión importante”.
Nosotros dijimos ya en las elecciones allá del 2019 que no íbamos a discriminar a los municipios de la oposición, que no nos parece ni inteligente ni serio ni justo con los vecinos y las vecinas de Lezama.
Así que yo creo, que más allá de que uno puede masticar a veces un poco de bronca porque dice “inversiones importantes que la Provincia trabajó mucho y de pronto por un capricho, por un enojo, por un exabrupto, están pensando otra cosa”. Yo creo que en el fondo piensan que esto es una buena política para castigar al pueblo de la provincia de Buenos Aires y que entonces no sé, que lo voten. Yo creo que es un gran error.
En la provincia de Buenos Aires tenemos que trabajar intensamente para que se comprenda. Mintieron, están gobernando los mismos de siempre, los Caputo, las Bullrich, los Sturzenegger, son los mismos de siempre. Más casta no se consigue. Francos, que pasó por todos los gobiernos. Así que ese es el gobierno que trajeron, que está perjudicando a la provincia de Buenos Aires.
Así que yo vengo a reafirmar nuestro compromiso en cuidar, en proteger al pueblo de la Provincia. Y sé que nuestro pueblo, después de haber sido engañado de esta manera, va a tomar nota, va a comprender y vamos a conseguir y vamos a encontrar la forma de juntarnos y organizarnos para dar una respuesta que proteja a nuestro pueblo, no sólo ahora ante esta agresión, sino que reconstruya lo que están rompiendo y que nos dé una alternativa mejor.
Muchísimas gracias.