Buenas tardes. En primer lugar, quiero agradecerle a todos los que se acercaron, este es un evento importante para nosotros. El 25 de Mayo estábamos viendo si había pacto, acto, o algo, y no sabíamos si podíamos conmemorar los 50 años de Jauretche, así que lo dejamos para esta semana. Al final no hubo ni pacto, ni acto, hubo una vergüenza y un papelón. Pero me parece que valió la pena sostener este encuentro en la Casa de la Provincia de Buenos Aires.
Quería agradecerle también a Cristina [Cristina Álvarez Rodríguez, jefa de Asesores], al Cuervo (Andrés Larroque, ministro de Desarrollo de la Comunidad], a Kato [Gabriel Katopodis, ministro de Infraestructura y Servicios Públicos], a Juan [Juan Cuattromo, presidente del Banco Provincia], por supuesto, a la Inca, a Marcelo [Marcelo Koenig, diputado nacional], por participar de este panel.
Primero, fue muy acertado, Cristina, que en este panel se abordarán diferentes perspectivas, costados, aspectos de la obra y de la persona de Jauretche, del político Jauretche. Me parece muy acertado porque es difícil resumir o encasillar a Jauretche en una sola categoría. Así que, a hablar sobre Jauretche, más allá de lo que ya todo el mundo sabía, se le agregó esta suerte de descubrimiento que uno había pasado por alto, lo de su presidencia del Banco de la Provincia, porque además fue una presidencia también marcada por la gobernación de Mercante, que luego entra en varios conflictos
Quiero aprovechar también para tomar lo de Juan, que hay que seguir trabajando, difundiendo el pensamiento de Jauretche, pero también lo de Marcelo, que es que hay que homenajear y darle su lugar a Mercante en la historia de la Provincia. Yo desde que soy gobernador, debería decir un poco antes, me dedico a leer biografías —que era un género que odiaba— pero la verdad que estando en un lugar, en un sillón, en un puesto, en una función que tiene tanta historia y tanta prosapia y tantos antecedentes, vengo leyendo muchas biografías de gobernadores. Agregaría a esa lista por supuesto que a Dorrego.
Y si bien no puedo ni abordar la comparación, sí quiero decir que hay mucho de Mercante y mucho de Jauretche en nuestra gestión. Así que quiero, por lo menos, no sé si estar a la altura, pero sí recordarlos, honrarlos y homenajearlos desde el mejor lugar, que es con los hechos, con las políticas.
A veces se ha tratado de distinguir entre política y gestión, hablando de Jauretche y sus varios papeles: política, literatura, batalla cultural —lo llamó la Inca— y gestión. Y yo insisto en que es muy difícil separar una cosa de la otra, me parece que es muy difícil pensar que puede haber política sin gestión o gestión sin política, sobre todo siendo oficialismo.
Lo que quedó muy claro es que después de los noventa —que esto de ahora no sé si es un revival, pero tiene un sabor a los noventa— aparecen los personajes estos, vuelven a importunarnos los mismos de siempre, y los que pasaron por esa experiencia, saben que hubo un desprecio muy grande y además una sacralización de un papel del Estado como instrumento de opresión, de dominación, el Estado como un instrumento unilateral de ajuste, el Estado como decía Marx cuando lo llamaba ‘la junta de negocios de la clase burguesa en su conjunto’, en una caracterización del Estado como un instrumento de los sectores dominantes, de los sectores de poder, del poder económico.
Yo creo que algo que aprendimos —por lo menos, que mi generación aprendió con Néstor y Cristina— es que el Estado es, para empezar, un territorio de disputa y de lucha, y en segundo lugar, un instrumento de transformación de la sociedad. Me parece que esa enseñanza es no menor en el marco de esas discusiones, en el marco histórico, pero sobre todo creo que esa enseñanza es un imperativo para quienes estamos en el Estado.
No se trata de mirar al Estado como una burocracia, mirar las dificultades que evidentemente tiene, sino emplear al Estado para transformar la realidad. Ese aprendizaje me parece que forjó a nuestra generación que miraba al Estado como un instrumento de opresión. Al comprender que no, que teníamos que usar al Estado y, a través de la gestión, hacer lo que creemos que hay que hacer desde la política, que es transformarle la vida a la gente. Creo que quedó saldado en la práctica ese dilema.
¿Para qué digo esto? Porque Jauretche en la gestión del Banco puso en práctica lo que decía en sus escritos, lo que sostuvo toda la vida, y me parece que en ese sentido es un enorme ejemplo para nosotros. Yo puedo mencionar que el Banco está entre los primeros en el crédito a los pequeños productores, en el crédito productivo a las Pymes, a la producción y a la industria. Y también del otro lado, esto lo deben conocer, con la Cuenta DNI facilita, dinamiza el consumo y acompaña a la sociedad. O sea que creo que Juan, lo hiciste.
Después, algunos comentarios sobre Jauretche en otros aspectos, porque como decía recién es muy difícil hablar de un solo Jauretche.
Me parece que, en primer lugar, lo que hay que destacar es el olvido al que fue condenado, porque como buena parte de la teoría, de las discusiones, de la literatura proveniente del peronismo, fue directamente proscrita, perseguidos sus autores. Esto explica que Jauretche no se estudie, porque en sociales y económicas no es un autor muy protagónico. Y, particularmente en economía, Jauretche es un autor sobre la historia económica argentina. De hecho, El medio pelo en la sociedad argentina es un libro de historia económica, además de muchas cosas más, pero es un libro de la historia económica argentina digno de, no sólo de destacarlo, sino también de lectura obligatoria. Y en la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de Buenos Aires, al menos, está a 100.000 kilómetros de los programas de estudio. Jauretche, sus textos, su figura, todo.
Hay algo que hace Jauretche que me parece muy interesante e importante para destacar hoy en los 50 años, que es romper con esa mitología de que el peronismo no ha producido históricamente conocimiento, tal vez por algunos elementos de los que mencionaba la Inca recién, eso de que el modo de transmitir ese conocimiento, de plasmarlo, de expresarlo, tiene una mezcla de géneros, que no lo convierte estrictamente en un libro de facultad. Porque es un libro donde obviamente está presente lo satírico, el habla popular, en algunos momentos parece medio Mordisquito como plantea sus ideas Jauretche.
Y me parece que ahí hay una cuestión también importante, la de la presunta separación entre la ciencia elevada, con sus rituales, y el conocimiento popular, que Jauretche también rompe en la práctica. Jauretche hace una obra que no sólo es muy atractiva en su lectura, sino que evidentemente está dirigida. Por eso, está bien lo de Martín Fierro, lo de José Hernández, de hecho en el prólogo sobre el Paso de los Libres de Borges, habla de Ascázubi, La Gauchesca… Es un tipo que tiene una escritura, un manejo del lenguaje y una capacidad de transmisión realmente envidiable. Tremendo.
Al romper, tal vez, ese lenguaje más académico, más críptico, presuntamente elevado, no se presta tanto para considerarlo como lo que es. Jauretche es producto de largas investigaciones, del grupo FORJA, y de todo ese sector. Y es parte constitutiva de la forma de ver la Argentina de manera revisionista, por fuera de la tradición liberal, de ver la Argentina de una mirada peronista, que falta en todos lados. Eso es importante destacar. Me parece que una de las cuestiones que se había establecido como zoncera es que entre el peronismo y la ciencia o el saber, había una distancia. Esto de “alpargatas sí, libros no”. Increíble. Se trató de establecer como una distancia o una mirada en la que el peronismo no produjo ni conocimiento, ni pensadores, diría casi ni literatura.
Lo que pasó básicamente es que después de la Libertadora, al peronismo, en su versión del primer y segundo gobierno de Perón, del primer peronismo, cuando se empezó a observar que había algo de eso, se lo persiguió, se lo proscribió, se lo asesinó. Entonces, cuando uno lee también autores de diferentes tradiciones o diferentes géneros que provienen del peronismo, siempre se encuentran las mil dificultades que tuvieron que atravesar, exilios…. Le pasó a cualquiera de estos autores y creadores del peronismo.
Entonces, a mí me parece que la ruptura de esta idea, de la sacralización del conocimiento y de formas un poco anacrónicas, a veces elevadas, entre comillas, de escritura que alejan al pueblo del conocimiento, esto es lo que rompió Jauretche. Me parece que ahí tenemos una clave.
Y tampoco llama la atención —volviendo a algunos elementos históricos— que en el Banco de la Provincia de Buenos Aires haya habido una cátedra Jauretche. Y que esa cátedra Jauretche obviamente fue discontinuada en 2016, en el gobierno de Vidal. Originalmente había sido establecida por Aldo Ferrer, otro enorme pensador de la tradición nacional y popular. Y luego fue abierta de nuevo durante la gestión de Juan.
Una segunda cuestión —primero teoría y praxis, o conocimiento y gestión, o política y gestión— es la del problema de los modos de expresión de Jauretche, o de las formas de comunicación y su lectura desde la academia, o las dificultades de la exclusión desde la academia. Esto más allá de que, como decía recién, acá no hay una cuestión solo de modos de lenguaje sino una persecución, una proscripción, una cancelación del pensamiento de Jauretche en la formación académica, científica y económica, cuando la verdad que es un pensador esencial sobre la economía argentina.
Después, un tercer punto que me parece que es el central, es la actualidad del pensamiento Jauretche. Yo creo que sería algo así como la terrorífica, la escandalosa actualidad del pensamiento de Jauretche. Porque uno revisa, por ejemplo, las zonceras, y la verdad es que Jauretche fracasó en esa tarea. Porque esas zonceras son parte constitutivas del pensamiento convencional, del mainstream, casi diría de sentido común actual. Uno dice “la madre de todas”, que mencionaba antes Marcelo, civilización o barbarie.
¿Quién piensa en términos de civilización y barbarie? Parece un anacronismo. Y la verdad es que si algo no es, es anacrónico. Buena parte de la discusión que tenemos hoy con el gobierno de Milei, con lo que el gobierno de Milei hoy representa, expresa, y además agremia, por fuera de estrictamente la expresión de Milei, pero todo lo que participa del gobierno actual de Milei, se puede leer en clave civilización o barbarie. Absolutamente, es lo mismo, es la misma matriz de pensamiento.
Para decirlo así, todo lo autóctono, todo lo nacional, todo lo argentino, todo lo propio es bárbaro y todo lo extranjero, todo lo externo, con algunas variaciones demenciales, porque… ¿Cuál es el modelo a seguir? Este hombre nos quiere vender Irlanda. Nos quiere convertir en Irlanda. Tiene un atractivo, porque nadie sabe qué pasa en Irlanda. Entonces, capaz que a alguien le vende el espejito de color, ‘podemos ser Irlanda’. Nadie sabía hasta hoy que quería ser Irlanda. Yo no quiero. No es nada contra los irlandeses, pero yo quiero ser Argentina.
Varios elementos: civilización o barbarie, unitarios y federales, otro tema que sobrevuela permanentemente el pensamiento de Jauretche, en varios escritos. Zonceras es, prácticamente —voy a decir una herejía— es un libro de tuits. Zonceras cabe en un hilo de tuits, cada una de las zonceras. Y cuando uno transita por las redes, termina extrañando a Jauretche porque lo de Jauretche es formidable, es una carillita sobre temas muy profundos por los que pasa. Hay que revisitar Zonceras, hay que revisitar El medio pelo, hay que revisitar El Plan Prebisch. Viniendo para acá leía El Plan Prebisch y me decía “el nombre está mal, debería llamarse La Ley Bases”. Si uno reemplaza el título, no hay elemento que esté por fuera de esa misma corriente de pensamiento en la crítica de Jauretche al plan Prebisch, al plan de la Libertadora.
Y Los profetas del odio, es la yapa, ¿no? Todos textos que tienen enorme actualidad. Creo que esta no es una reunión, un homenaje donde tengamos que decir “qué interesante el trabajo de arqueología, o histórico de leer a Jauretche”, sino que tiene que reconocer su tremenda actualidad. Además, su capacidad, no sólo literaria porque la verdad que es un placer. Hay que decir y reconocer que el Facundo de Sarmiento también es un texto con un gran valor literario. Hay piezas políticas con un valor literario inmenso en la tradición argentina. Sin embargo, en un momento empezó a haber, —con honrosas excepciones— como un deterioro en ese sentido. Y sobre todo también, por la separación entre lo que es un artículo de diario, lo que es un paper académico, lo que es un discurso político. Y la verdad es que perdimos en esa separación. Yo creo que es una estrategia algo imperial, someternos a determinados formatos que muchas veces condicionan no sólo cómo sino qué y con qué profundidad decirlo.
En Jauretche tenemos todos estos componentes. Son textos literaria y estéticamente hermosos. Son textos muy profundos, de fácil lectura. Son de otra época, pero más o menos. No son de otra época, lo que habitualmente leemos suele ser anterior a Jauretche, así que no es de otra época. Es tremendamente actual por donde se lo mire.
Así que hay una tarea importantísima pendiente, la de rescatar a Jauretche de ese olvido o de esa reclusión a la que lo condenaron, de manera absolutamente no inocente. No es que no leemos a Jauretche porque quedó viejo, o porque fue refutado o porque es antiguo. No leemos a Jauretche porque a Jauretche lo persiguieron, lo prohibieron, lo retiraron y lo sacaron de lo que es el canon convencional.
Y me quedó algo rondando, por lo que decía Juan, de los programas de formación de los economistas, relacionado con la economía, a diferencia de lo que hace tal vez con otras ciencias sociales, más allá de que a la economía algunos no la conciben como ciencia social, porque quieren hacer otra cosa, otro tipo de experimento. Ahí hay algo muy lindo que hace Jauretche, en las zonceras muchas veces, para destruirlas o para refutarlas, muestra cómo se asemejan comportamientos sociales a comportamientos animales, cuestiones de ese tipo, que penetran fácilmente. Como si el argumento darwiniano o el ecológico alcanzaran para explicar un comportamiento cultural o social.
Pero me parece que lo más destacable de Jauretche es esto, es su aterradora actualidad. Que leer Jauretche, lamentablemente, leer El Plan Prebisch, Zonceras, El medio pelo, de ninguna manera remiten a un pasado lejano. Tampoco en la época en la que escribió Zonceras se estaba discutiendo sobre el Facundo, ni se estaba discutiendo específicamente a Rosas. Simplemente, era un pensamiento profundo, de raíz histórica, y entonces trataba de enmarcar esas tradiciones y buscar sus mejores exponentes, que no eran, claramente, el gorilismo y el antiperonismo de la época del propio Perón, muy precarias y primitivas en lo intelectual también. No había grandes autores en esa disputa. Era otro tipo de disputa y lo fue todavía menos con las dictaduras posteriores. Y eso siguió en un franco deterioro.
Esto, además de un encuentro y un homenaje, nos deja una tarea que no es tan difícil. Porque no se trata de elaborar texto, pensamiento. Se trata de persuadir, convencer y empujar para que se lea a Jauretche hoy, para que se vuelva a leer a Jauretche, para que se visite de nuevo a Jauretche. Así que lo que digo es que, si uno quiere inspiración para discutir el DNU, la Ley Bases, el proyecto educativo del gobierno de Milei, el proyecto político, el RIGI, la verdad es que ya está escrito buena parte de lo que necesitamos y es Jauretche.
Muchas gracias.