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HAEDO

Palabras del Gobernador Kicillof en la inauguración de la obra de ampliación del edificio del Hospital Güemes

Jueves 4 de Julio 2024

Buenas tardes a todos y a todas. Primero, quiero agradecerle a Lucas [Lucas Ghi, intendente de Morón], a Martín [Martín Sabbatella, presidente del Comité Cuenca del Río Reconquista (COMIREC)], a todos los compañeros y las compañeras de Morón por recibirnos de esta manera. Como decía Lucas, no vinimos hoy—aunque nos encantaría— a charlar un rato, a reflexionar, a pensar; vinimos a laburar, a inaugurar y a darle al pueblo de Morón y al pueblo de la provincia más derechos y más dignidad. Así que muchas gracias por la invitación, muchas gracias por la recorrida.

Veníamos de Pilar de un encuentro con empresarios, pero luego estuvimos acá en el barrio Carlos Gardel. Es un barrio que me lo recordaban los vecinos y las vecinas, yo lo tenía en algún lugar, no sé, si me metía al resonador capaz se veía, porque veíamos un cerebro, sí, dónde tenía el recuerdo de cuando estuvimos en el barrio Carlos Gardel allá por el 2019, donde los vecinos nos hablaban del abandono y la estafa.

Y lo tengo que decir, porque acá había un intendente que tenía algún vínculo con la que entonces era la gobernadora. Una gobernadora que no trabajaba, no tenía su oficina en la provincia de Buenos Aires. Eso a veces parece una cuestión simplemente simbólica, pero creo que terminó siendo bien contundente. Un desinterés.

Y, bueno, largaron OPISU. OPISU era algo que estaba diseñado para intervención en barrios populares, pero con financiamiento internacional. Entonces consiguieron un crédito, y querían, evidentemente, tal vez con buena fe, pero con pésimo resultado. Consiguieron el financiamiento y después por esta ausencia, por esta incapacidad, no pudieron ejecutar nada. El 5 por ciento creo que se ejecutó de ese crédito.

Habían conseguido mucho financiamiento internacional, fue una época que endeudaron al país, se acordarán, ahí llegó el Fondo Monetario Internacional. Consiguieron plata de afuera, que en algún sentido querían, por lo menos una parte, destinar a la infraestructura, a obras. Pero creo que en total, de todo el financiamiento internacional, no llegaron a ejecutar el 3, el 5 o el 7 por ciento de los créditos que obtuvieron. Básicamente, no hicieron nada.

Pero hoy están dando consejos. Se ve que ha habido una vuelta de la historia, que los que no pudieron hacer nada en la provincia de Buenos Aires hoy andan recorriendo y diciendo “che, ¿por qué no hacen?”. Está bien, hay que darles una oportunidad, si hacer no saben, capaz de opinar alguna idea tienen. Simplemente, hoy es un día peronista, acá está lleno de peronistas y los peronistas antes que decir, ¿qué hacemos? Exacto. Acá está un poco el resultado de la doctrina.

Homenajeamos a Perón con un hermoso acto, pero hay que homenajearlo todos los días, llevando adelante políticas públicas que tengan que ver, como lo que hace ahora OPISU. Teníamos una dificultad, teníamos todos esos créditos, pero había un problema porque los organismos internacionales piden un montón de protocolos, de cuestiones, de manuales. No es fácil tampoco, hay que tener capacidad de gestión, perseverancia, hay que adaptar a veces algunas normas que vienen ya de manuales del exterior para poder ejecutarlo.

Entonces, estábamos con la duda, ¿qué hacemos con esto? Y creo que fue la decisión adecuada. Porque hoy estuvimos visitando un polideportivo, pero cuando iba llegando al barrio me decían “esto lo hicimos, esto lo hicimos, esto lo hicimos, y esto lo vamos a hacer’”. Así que lo que hicimos y lo que vamos a hacer es demostrar que en los barrios populares, que en los sectores vulnerables, hay que poner mucha más inversión, mucho más énfasis. Porque a veces en esos lugares dicen “ahí no entra ni la Policía”. Yo quiero decir que nosotros estamos trabajando en seguridad, pero primero hay que hacer las veredas, hay que poner las luminarias, hay que mejorar los asfaltos, hay que mejorar las viviendas y hay que tener presencia del Estado, junto con el municipio, para acompañar a esos sectores tan postergados, sobre todo en momentos como este, donde se complica todo. Hay que tenderles una mano.

Así que estuvimos visitando obras en Carlos Gardel, después fuimos al mercado. Quiero hacer un comentario sobre el mercado, ese mercado del que ahora se está hablando, de que todo lo soluciona el mercado, de que todo lo va a solucionar el sector privado. Y hay un tema, una ley del mercado y del sector privado, un comportamiento que tiene que ver con la concentración.

Cuando funciona solo el mercado, está esa mano invisible que muchos dicen “la competencia, la eficiencia, hay dos productores iguales, cada uno busca vender más barato y de mejor calidad’”. Eso es lo que anda pregonando el actual presidente. Que vamos a alcanzar un bienestar general a través de estos procedimientos.

Pero la verdad es que cuando funciona este mecanismo, lo que observamos, y no solo en la Argentina, sino en todos los lugares del mundo, es que a veces como resultado de esa operación se da este proceso donde en lugar de haber muchos que compiten, empieza cada vez a haber menos. Se llama concentración económica, pero termina en monopolios, oligopolios, termina en formas que son todo lo contrario a la competencia.

Esto pasa a nivel de la producción y también de los canales de venta, de los canales de distribución… Acá históricamente estaban los almacenes de barrio, pero después aparecieron las cadenas de supermercado, a veces matando al almacén de barrio. Entonces, hay una sola boca de expendio. Y el que empieza a tener esa capacidad puede después resolver y en lugar de poner el mejor precio y la mejor calidad, puede tener una decisión de conseguir la mayor ganancia, que no es compatible siempre con la mejor calidad y el mejor precio, sobre todo si hay pocos jugadores.

Cuando hay pocos jugadores, entonces está ese poder, se llama poder de mercado, y al final el mercado cuando funciona solo se parece más a la ley de la selva, en donde el más fuerte, el más poderoso, se come al más chiquito. Y no es algo que yo digo como crítica o denigrándolo, lo estoy describiendo. Se observa, se ve que aparece un gran supermercado y empiezan a desaparecer los bolichitos, los almacenes y todos tienen que ir a comprar ahí. Tampoco es una crítica al dueño del supermercado, que su objetivo no es la beneficencia, no ha puesto un comedor popular, no ha puesto nada que tenga que ver con las asistencias y los socorros mutuos. Ha puesto un supermercado, una empresa. Y la empresa tiene un objetivo, que es conseguir la máxima ganancia.

Y si la máxima ganancia se consigue vendiendo más caro aunque se venda menos, y bueno, es el objetivo que tiene. A veces hay accionistas atrás, a veces son empresas trasnacionales que piden resultados. Ese es su trabajo, no me vengo a quejar. Lo que vengo a decir es que no me conformo con eso, porque esas estructuras de mercado dejan afuera a muchísimos y no le podemos pedir a la empresa que aquel que no puede llegar o no puede acceder, se ocupe de eso porque dirá “para eso están otros”.

¿Quiénes están? Bueno, en la provincia de Buenos Aires está el Estado, el Estado provincial, ahora con una ley de góndolas. No se tomen esto como una gran crítica a las grandes cadenas de supermercados, es su trabajo, lo que pasa que si solo esperamos que actúe la mano invisible y en presunta libertad, lo que pasa es que se va quedando más y más gente afuera.

Decía el consumidor, pero también el productor. Una pequeña pyme, un productor rural, alguien que no tiene un volumen, no tiene una escala, no tiene una espalda, a veces no tiene el capital, no tiene la infraestructura, bueno, ese productor no puede llegar. Entonces las cadenas de supermercados deciden comprarle a las grandes empresas. Y así se va creando una suerte de conglomerado. Porque a veces no pagan en efectivo. Cobran en efectivo, pero pagan a 60 días o 90 días. Entonces se lo banca eso el que vende, el vendedor, el productor se banca financieramente, le da crédito al supermercado.

De nuevo, no es una crítica, es una descripción. Miren que es un tema que he trabajado mucho, les hablo con conocimiento de causa, y funciona así. Pero entonces un pequeño emprendimiento, una cooperativa, vecinos, vecinas bonaerenses que se ponen a laburar, hacen una pequeña inversión, nunca van a llegar a la góndola. Entonces no solo hay un problema del lado del que compra, sino que a veces hay problemas del lado del que vende, porque entonces no se puede acceder, y entonces no puede llegar a los clientes y se va quedando afuera también, y van quebrando no solo locales comerciales sino también emprendimientos y empresas productivas.

Entonces, nosotros hacemos algo que tampoco le hace daño a nadie, así como no pedimos, no nos quejamos, tampoco se pueden quejar de esto que venimos haciendo desde que asumimos en la Gobernación. Porque lo que observamos es que a veces, entre el precio al que vende el que realmente produce y el precio al que compra el que realmente consume, hay un montón de eslabones en una cadena que se convierten en intermediarios.

Esa cadena a veces es muy larga. En ocasiones en la provincia de Buenos Aires pasa que la leche se produce en algún municipio distante del sur, a cientos y cientos de kilómetros, pero después tiene que ir a la planta pasteurizadora que queda muy lejos, se procesa, se elabora, se pasteuriza, se envasa y después vuelve al mismo lugar de donde salió. Entonces, ¿qué estamos comprando? ¿Leche o gasoil? Porque hay un enorme flete.

Hay intermediarios que acopian, que distribuyen, que llevan. Entonces, la verdad es que es virtuoso acortar esa cadena, acercar al productor y al consumidor. Finalmente, el productor puede pagar, aunque sea, un poco más barato, el consumidor puede pagar un poco más barato y el productor vender un poco más caro, solamente por haber sacado eslabones de esa larga cadena.

Entonces dijimos, ¿cómo hacemos? Ya vamos por 22.000 ferias y mercados en la provincia de Buenos Aires, de esos que recorren toda la provincia en 122 municipios. Esto no es permanente, es itinerante, tiene fechas, son momentos, aparecen por acá y por allá, pero después están los mercados fijos, como el que resolvió hacer el municipio de Morón junto con la provincia.

Estos mercados fijos son ya establecimientos donde hay puestos, también de productores directos, que le venden al consumidor. Ya solo con esto de acercar productor y consumidor, los precios son en promedio 20% más baratos. Y uno dice “ah, bueno, está haciendo un descuento el productor’” No, gana más, porque vende directo. Pero no lo puede hacer cuando la mano invisible del mercado lo resuelve, lo aplasta la mano invisible del mercado, lo aleja y finalmente lo excluye y pierden todos.

Y la verdad es que hay lugar para todos. Entonces estos mercados, son algo que fuimos probando, los vamos mejorando. También decidimos, además del abaratamiento, ponerle un instrumento, la Cuenta DNI. La establecimos allá por la pandemia y hoy tiene nueve millones de usuarios en la provincia de Buenos Aires. Hay municipios donde el 60 por ciento de la población tiene Cuenta DNI. Ya es algo de la vida cotidiana.

Nos cuesta más, porque tenemos un Gobierno nacional que cuando se ausenta, se corre, no es que lo podemos sustituir, reemplazar, y más todavía si dice “voy a fundir a las provincias”. Porque entonces no es simplemente no estar, sino también quitar lo que antes había. Así que es un esfuerzo muy grande del dueño del banco. El dueño gana menos, tiene menos rentabilidad el banco. ¿Pero saben quién es el dueño del banco de la Provincia? El pueblo de la provincia de Buenos Aires.

Lucas [Lucas Ghi, intendente de Morón], felicitaciones. Tenemos ya seis mercados en la provincia de Buenos Aires. Uno está en Morón, ya está funcionando hace rato, lo estuvimos recorriendo, 500.000 operaciones con la Cuenta DNI. Son beneficios, más necesarios, más urgentes cuando hay una política pública del Gobierno nacional que ataca el salario, que ataca los ingresos, que ataca las jubilaciones.

Un país está estructurado de esta manera, están los municipios, están las provincias, está el Gobierno nacional, cada uno tiene sus funciones, ahora están desertando de las funciones que tenían. Porque no es que la salud es solo un problema provincial. ¿Cómo va a ser así? La educación no es solo un problema provincial, la infraestructura no es solo un problema provincial. Nosotros no podemos reemplazar, no podemos sustituir, no podemos reponer el abandono y la deserción del Gobierno nacional. La Provincia no puede sustituir al Gobierno nacional. Lo que sí podemos hacer es trabajar más, redoblar los esfuerzos, redoblar el compromiso, y en donde podemos complementar, contribuir, ayudar, proteger y defender a un pueblo que está sufriendo todas estas políticas.

Hemos invertido en equipamiento en este hospital. Es un hospital de referencia. El sistema de salud de la provincia de Buenos Aires ha sido realmente muy atacado. La salud ha sido muy atacada, los trabajadores y trabajadoras de la salud, cuando nosotros llegamos les habían sacado el sueldo, no había insumos, no había equipamiento, no había infraestructura, no había obra. Cada tanto ponían una guardia, pero dejaban el hospital destruido y ponían la guardia adelante, a veces casi como sin conexión. Es más fácil a veces hacer algo nuevo y cortar una cinta que reparar, reconstruir y dejar lindo un hospital como este, que es un hospital histórico, y que requiere una inversión en infraestructura, en mantenimiento, que estaba muy postergada.

Así que yo me alegro muchísimo de ver que estamos levantando nuestra infraestructura hospitalaria, que estamos equipando. Y como bien decía Nicolás Kreplak, nuestro ministro de Salud, a veces dicen, “vamos a destruir el Estado desde adentro”. Romperlo. Bueno, cuando quieren destruir, dinamitar el Estado, tal vez piensen que el Estado es una especie de figura, de una entelequia, un instrumento, un aparato del pensamiento. El Estado anda por ahí rondando y destruirlo sería ir con una red, cazarlo y destruirlo. No, el Estado no es eso. El Estado es mucho más concreto y mucho más real. El Estado está hecho de edificios como este, del resonador que trajimos, un millón y medio de dólares invirtió la provincia de Buenos Aires en equipamientos de última tecnología, solo en el resonador. Es equipamiento necesario.

Y lo hacemos como parte de un plan, integrar nuestro sistema de salud, que esté al máximo en la frontera tecnológica. Pero son los edificios, es el equipamiento, el Estado también son los trabajadores y trabajadoras que todos los días dejan todo para que la salud de nuestro pueblo esté un poco mejor.

Así que un agradecimiento a la directora, pero también a todos los que laburan en nuestro sistema de salud. Nosotros no nos olvidamos de lo que hicieron en la pandemia, porque ahí se vio más y fue más necesario y más urgente, pero lo siguen haciendo todos los días.

Me decían que desde las ventanas de arriba en este hospital se llega a ver a diez cuadras el Hospital Posadas. El problema es que si el Estado nacional se ausenta, se va, se borra, deserta, nosotros no podemos sustituir y reemplazar un Estado nacional ausente, por más esfuerzos que hagamos, más allá de la situación financiera. Digo, ideológica, institucional, políticamente, nosotros no pensamos que una provincia se salva sola, por más grande que sea. O que puede funcionar sola. Nosotros no somos una conglomeración de provincias que tienen sus problemas, sus sistemas, sus cuestiones y que no hay nada que nos una y nos junte.

Nosotros tenemos un país. Y ese país está conformado por su territorio, está conformado también por sus formas institucionales. El Estado nacional es algo que han construido las provincias cuando decidieron unirse y hacer una Nación. Entonces no es optativo si el Estado nacional se ocupa o no se ocupa de los problemas de los que viven en la Provincia. Porque finalmente dicen “todo lo que pasa en las provincias no me importa”. Ahora, ¿dónde viven los argentinos y argentinas? En las provincias. Es decir, que es prácticamente lo mismo que decir “no me importa la salud de nadie, la educación de nadie”.

Y de eso, obviamente, estamos en contra, lo rechazamos, pero es más profundo y más grave. Es la desintegración de la idea de una nación, de la idea de un país. Así que tampoco llama la atención cuando parece que nuestros recursos naturales y nuestra soberanía estuvieran a la venta.

Por eso nosotros decimos que necesitamos un gobierno nacional, no nos vamos a resignar. No nos vamos a resignar. Necesitamos que el Gobierno nacional se haga cargo de sus responsabilidades, así como necesitamos que se defienda nuestro país, nuestros recursos y nuestra soberanía. La Patria no se vende.

Y creo que son cosas que hay que hacer un esfuerzo para volver a decirlas, ponerlas en palabras, porque si no nos van pasando estas corrientes de opinión por las redes, por todos lados, y parece que lo terminamos naturalizando, no vemos su gravedad. Es grave lo que está ocurriendo. Es un incumplimiento de las funciones, las obligaciones y los deberes. No es que se pueden ocupar de lo que les guste o lo que diga su teoría, su ideología o su dogma. Tienen que ocuparse de aquello que está contemplado por el arreglo histórico, político, institucional que conforma nuestro país. Nuestra Constitución Nacional hay que cumplirla, no es una opción no cumplirla porque no me gusta, o porque yo soy de no sé qué escuela de pensamiento económico que no existe. No es así. La Constitución hay que cumplirla.

Y nosotros cuando asumimos nuestro cargo juramos sobre la Constitución Nacional, dijimos que la íbamos a defender, que la íbamos a cumplir, y que la íbamos a hacer cumplir. Así que cuando nos enojamos, cuando a veces respondemos, cuando discutimos es porque tenemos nosotros también una responsabilidad y un mandato, que es hacer cumplir esa Constitución Nacional con sus derechos, que son los derechos de un pueblo y que democráticamente lo que buscamos es simplemente que cada uno se haga cargo de su responsabilidad, que no se borren, que no trabajen para intereses extranjeros, poderosos o foráneos, por más que les tengan miedo, temor reverencial o que sean sus empleados. Que trabajen para el pueblo, que es lo que corresponde, que es lo que se ha votado, para eso está el país. Para eso somos una democracia.

Muchísimas gracias.