En este día 28 prestaron testimonio la sobreviviente Susana Ávalos, la testiga Julieta Paradela y una tercera persona que solicitó que su declaración no sea televisada.
Derechos Humanos de la Provincia es querellante y acompaña a los testigos a través de la Dirección de Acompañamiento a Grupos en Situación de Vulnerabilidad en este juicio llevado a cabo este martes 5 de agosto por parte del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N° 5 de San Martín, compuesto por la jueza María Claudia Morgese Martin, Silvina Mayorga y Walter Venditti.
Los hechos de lesa humanidad que se investigan son los ocurridos en el circuito concentracionario de la Fuerza Aérea, en la zona oeste del Gran Buenos Aires y que comprendía los centros clandestinos de detención Mansión Seré, RIBA (Regional de Inteligencia de Buenos Aires) y los que funcionaron en las Comisarías de Moreno, la primera de Morón y las Brigadas Aéreas I de Palomar y VII de Morón, entre otros.
Recordemos que tiene como acusados a Julio César Leston, Ernesto Rafael Lynch, José Juan Zyska, Juan Carlos Herrera y Juan Carlos Vázquez Sarmiento y es el resultado de la unificación de dos causas: una de ellas aborda 127 casos de víctimas de privación ilegítima de la libertad y aplicación de tormentos, y tres homicidios en el ámbito del circuito represivo de la zona oeste del conurbano bonaerense; y la otra causa por privaciones ilegítimas de la libertad de tres personas.
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En esta audiencia 28 del martes 19 de agosto el primer testimonio de modo presencial fue de la sobreviviente Susana Graciela Ávalos, quien fue privada ilegalmente de la libertad, en horas de la madrugada, mientras se encontraba en el domicilio de su hermana Cecilia Beatriz Ávalos. Días previos, fue secuestrada su madre, Natalia Almada y ella estaba tramitando habeas corpus y había recorrido hospitales y comisarías y otros lugares buscándola.
En ese entonces vivían en el barrio Mariano Pujadas (hoy Sarmiento), partido de Morón, y “había realizado varios operativos y habían detenido a varis vecinos porque lo que buscaban eran los integrantes de la comisión barrial, y entre ellas mi mamá era parte de la comisión directiva. Y se operó con mucha presencia del ejército, de militares que rodearon todos los edificios del barrio”, empezó relatando.
Luego recordó los nombres de algunos vecinos que fueron secuestrados, y que un día antes de secuestro, Juana Moreno la llamó y le dijo que quería hablar con ella. Fue entonces que fueron a su casa con su hermano y les relató que había ido al Hospital Posadas a buscar a su marido que trabajaba en un banco y militaba en el gremio, porque tenía personas conocidas que trabajan en la parte de seguridad, y que le habían empezado a hacer preguntas sobre ella en lugar de darles algún dato sobre su esposo.
“Le preguntaron qué militancia tenía, que hacía, qué actividades tenía. Y ella les dijo que no la conocía, y me dijo que me lo contaba porque sentía la obligación de hacerlo. Yo te recomiendo que te vayas, me dijo”, recordó Susana.
A la noche siguiente la secuestraron, y por eso esa noche estaba en el edificio 4 que eran donde vivía su hermana y no en el edificio 3 que era donde vivía ella, separados por unos 70 metros de distancia.
“Estábamos durmiendo, ya estaba en la habitación, el departamento de mi hermana era más chico, tenía dos habitaciones y el living comedor. Ingresaron, rompieron la puerta, como de costumbre. Mi hermana al sentir los golpes en la puerta corrió, pero no llegó a la puerta. Ya cuando ella había salido de la habitación, estaban todos adentro, todos armados, este, con ropa de vagina militar y entraron a mi habitación como dos o tres, y entre ellos alguien de atrás le dice, "Es ella." Yo en esa habitación estaba durmiendo con mi hermano, uno de mis hermanos, los chicos de mi hermana y estábamos todos ahí en esa habitación. Así que me ordenan vestirme, me dicen que me vista y me sacan al pasillo. Entonces yo ahí le digo a mi hermana, andá al abogado, en la cartera están todos los papeles de las denuncias, de los habeas corpus. Entonces, ahí me meten un trompazo, me vendan, me esposan y me llevan”, empezó relatando Susana sobre la noche de su secuestro.
Luego narró el maltrato y los golpes que recibió en el trayecto desde su barrio al lugar donde la tuvieron secuestrada y donde se cruzó con su madre. Al estar ahí escuchó que una voz masculina le hablaba a una persona y esta persona era una mujer, y le decían: vamos a traer a tus hijos y te los vamos a torturar delante de ti. Digamos, yo escuchaba esa voz y me parecía conocida, suponía que era una vecina, me resultaba familiar, pero no lograba identificar que era mi mamá. Vamos a traer a tus hijos y te los vamos a torturar delante de ti”, relató que le decían.
Y agregó que luego de eso, la sacan como a una cocina, un espacio así o una oficina, “y comienzan a pegarme, me tiran de los cabellos, me tiran al suelo, me patean y después me tiran sobre un escritorio y me violan. Después me vuelven a la celda, me tienen ahí en la celda y al rato aparece, abren la celda, aparece un hombre y me pone la pistola en la cabeza y hace este pone su sexo en mi boca. Después de eso, este, yo creo que me descompuse, no sé, me dormí, me desmayé”, dijo conmovida Susana, y siguió narrando los diversos interrogatorios y torturas que padeció luego de eso.
En un momento contó que cuando llegó en otra celda más chica estaba María Cristina Ovejero De Bitanc. Y que un militar le dijo que ella había mentido, y que no había dicho toda verdad, y que eso le iba a costar caro. Y que Cristina se puso a llorar y le dijo que ahora sí la iban a matar. “Y ella me había dado a mí la dirección de la casa. Pues ella siempre me decía en esos días me decía, a vos te van a soltar, a vos no te no te van a matar. Y tenía un lapicito chiquito donde marcaba en la pared los días, y me escribió su dirección. Y me pedía que si yo salía fuera a la casa y avisara cómo estaba ella, y me la puse en lo que era la cintura del pantalón del jean, y lo metí ahí al papel. Y recuerdo que luego entré en pánico”.
María Cristina Ovejero De Bitanc, militaba en Montoneros y fue secuestrada el 18 de octubre de 1976 aproximadamente a las 12:30 hs. Ingresaron al domicilio de sus padres de civiles con armas largas, dijeron que pertenecían a las F.F.A.A de la Nación, y la secuestraron. Primero la condujeron a la Comisaría 3 de Morón en Castelar, donde estuvo desde noviembre a diciembre del 1976 y luego fue trasladada al Vesubio donde estuvo hasta el 8 de diciembre de ese año. Hasta el día de hoy permanece desaparecida.
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En segundo lugar prestó testimonio una segunda persona que solicitó que no sea transmitido, por lo cual el tercer testimonio que se pudo escuchar fue de modo presencial el de la testiga Julieta Paradela.
Ante la pregunta de si podía contar cómo en una oportunidad había tenido contacto con Leston, Julieta dijo que entre el año 2008, 2009, un compañero, Enrique “Quino” Duyhailo con quien en ese momento trabajaba en el Concejo Deliberante de Morón, y que era en ese momento el presidente del Partido Justicialista y era cliente de su estudio, le preguntó si yo podía ayudar a otro compañero que estaba escribiendo un libro sobre Mansión Seré, porque había tomado conocimiento que un testigo en una de las causas había manifestado en su testimonio determinadas cosas que a él le parecía que podía ser ampliado y que necesitaba encontrar un marco.
“En este caso sería yo que no tenía nada que ver con la causa y que era abogada y que tenía un estudio e y que le parecía que esa circunstancia podía servir para que esta persona pudiera hablar. Yo accedí a conocer esa persona que en ese momento no conocía, que era después Norberto Urso, nos encontramos en mi estudio en Morón. Él me explica esto y yo acepto. Él me da un papel con el número de teléfono del señor Leston, que recuerdo que era de larga distancia, o sea, que empezaba con 0220. Lo que no recuerdo es si yo lo llamé desde mi teléfono particular o lo llamé por el teléfono del estudio. Si esto sirve, lo tengo los dos, conservo el número. Y llamé a ese número de teléfono con posterioridad a esa reunión y hablé con una persona que dijo ser el hijo del señor Leston, que el señor Leston no se encontraba en ese momento en su casa. recuerdo que dijo, creo que dijo que estaba en Córdoba, eh, y que bueno, le dejé mi nombre, le dejé mi número de teléfono, que tenía que hablar con él por un tema, no le especifiqué por qué y que si le interesaba que por favor se pusiera en contacto conmigo, cosa que sucedió. Él me llamó, coordinamos una fecha de reunión, vino a mi estudio, primero llegó el señor Norberto Urso, después llegó el señor Leston. Subimos mi estudio, mi oficina estaba en un primer piso por escalera, así que subimos a mi oficina, el señor Leston se sentó de este lado, el señor Norberto Urso de este lado, y comenzaron las preguntas que tenía para hacerle Norberto y de las que tomó nota. Esa fue la primera vez que lo vi a Leston. Después de ese encuentro, al tiempo Norberto Urso me pregunta si yo podía volverlo a citar, cosa que hice, pero el señor Leston nunca más concurrió”, narró Julieta.
En cuanto a las preguntas que se le hicieron a Leston, recordó que eran sobre determinadas personas, que habían sido parte de la patota de Mansión Seré, que había dos apellidos que yo me acuerdo por razones obvias, Sarmient y Ruby. “Recuerdo que él mencionó una compañera de de militancia que se llama Soraida, que es de Morón, sobre las tareas que realizaba, que mencionó a la comisaria de Castelar, y que nombró lugares donde llevaban las cosas que robaban en los allanamientos; y que recordó que Leston hablaba de la Mansión Seré como de un lugar muy conocido en cuanto a su estructura interna, los detalles y plano del lugar.
La próxima audiencia quedó programada para el 26 de agosto a las 9 hs.