Lo dijo Clara Bacchini, hija del detenido-desaparecido Héctor Federico Bacchini, en relación a la charla que tuvo su padre con Monseñor Antonio Plaza.
La Subsecretaría de Derechos Humanos de la provincia de Buenos Aires es querellante en el juicio que está a cargo del Tribunal Oral en lo Criminal Federal N°1 de La Plata y que alcanza a 112 víctimas y tiene tres imputados -Pedro Raúl Muñoz, Jorge Antonio Bergés y José Ignacio Saravia Day-, ya que los ex policías Cecilio Reinaldo Gómez y Néstor Ramón Buzzato fallecieron antes de llegar a esta instancia.
En la novena audiencia del pasado jueves 3 de octubre asistimos a los testimonios de Zivana y Lázaro Aleksoski, hermanos de José David Aleksoski, detenido-desaparecido en 1976 cuando hacía el Servicio Militar Obligatorio y cumplía funciones en la Quinta de Olivos.
“En la comisaría quinta, que lo maltrataron, muy maltratado con mucha violencia, verbal y física lo trataban de judío de mierda, te vamos a reventar, te vamos a matar. Y nunca supimos nada de nada. De por qué le pasó eso, por qué lo entregaron, por qué desapareció, por qué nunca supimos dónde están sus restos después de tantos años. No sabemos nada”, expresó con profundo dolor Zivana, que hoy tiene 72 años y tenía 24 cuando la dictadura cívico militar se llevó a su hermano.
“Lo mandó a buscar una batería a un lugar muy cerca del Regimiento. Le dio una dirección que era una calle sin salida. No volvió nunca más”, resumió Lázaro en su testimonio con bronca y dolor.
***
En esta décima audiencia llevada a cabo el pasado 10 de octubre prestaron su testimonio Clara Teresa Bacchini, y luego de un cuarto intermedio, Luis Favero. Clara nació el 4 de septiembre de 1976 y es hija de Héctor Federico Bacchini, secuestrado en la madrugada del 25 de noviembre de 1976.
La familia Bacchini vivía en la planta alta de la casa ubicada en calle 15 entre 60 y 61 de la ciudad de La Plata. La planta baja era habitada por su abuela materna, Sara Lucero de Paladino que compartía casa con su otra hija, Susana, su esposo Ángel Menéndez y sus dos hijos, Francisco y Ana Laura.
Héctor Federico Bacchini tenía 39 años, era músico, docente en el Conservatorio Provincial de Música de La Plata y en unos ciclos de concierto conoció a la cantante lírica, Elsa Noemí Paladino, y se casaron.
Unos años antes había completado su formación sacerdotal en la ciudad de La Plata, pero las diferencias con la jerarquía de la Iglesia Católica por su concepción del Evangelio, lo llevaron a que en 1974 solicite la dispensa al entonces Arzobispo de La Plata, Monseñor Plaza. “Siempre tuvo una relación tormentosa desde un comienzo, cuando se conocieron en los años 50”, dijo Clara. Al no tener respuesta a su pedido, en 1976, contrajo matrimonio con Sara y las diferencias con la jerarquía eclesiástica se acrecentaron.
Luego nació su hija Clara, y cuando la bautizó le llegó una citación del Monseñor Plaza. “Le dijo que se tenía que ir de la ciudad porque él, para el cuerpo sacerdotal platense, era un mal ejemplo. Y mi padre le dijo que no tenía por qué irse a ningún lado porque él había hecho las cosas que institucionalmente tenía que hacer. Pidió su licencia, inició sus trámites y envió toda la correspondencia, inclusive con el Vaticano para su estado laical. Y entonces Plaza le dijo que de no retirarse de la ciudad se atenga a las consecuencias. Vente días después es que se presentaron estos hombres en el domicilio en la madrugada del 25 de noviembre”, expresó Clara.
Y agregó que los testimonios que fue recabando de la vida de su padre y de su detención le han permitido tomar un “contacto con su corporalidad, porque con su secuestro, asesinato y desaparición de su cadáver, lo primero que mutilaron de mi vida es su corporalidad”.
De este modo, a partir de los relatos de tus familiares, Clara reconstruyó lo sucedido cuando ella tenía meses y la dictadura se llevó a su padre.
“Pasada la una y media de la mañana de ese 25 de noviembre tocaron el timbre, en mi casa atendió mi mamá, le preguntaron por Héctor Federico Bacchini, le dijeron que solamente querían hacerle unas preguntas, que si se encontraba en la casa. Mi mamá respondió que sí, mi papá se empezó a vestir para salir, había que bajar la escalera de ese primer piso para poder llegar a la puerta de calle y como tardaba, se demoraba un poco en bajar, forzaron la puerta e ingresaron hasta un…podríamos decir un distribuidor en la casa, en donde estaba la puerta para acceder al resto de la propiedad de la planta baja, y la escalera para acceder a la planta alta donde vivíamos nosotros, yo quedé en el moisés, en la planta alta, y bajaron mis padres. Según me contó mi mamá, en ese momento, dentro de la propiedad, había tres hombres, uno de ellos muy corpulento, muy grandote, con uniforme de fajina color beige y uno de civil. Estaban con armas largas y con pistolas y empezaron a insistir en que querían retirarse del domicilio con mi padre. Insistían en hacerle unas preguntas pero ya habían ingresado violentamente al domicilio. Entonces, ya la situación estaba con mayor tensión en ese momento que estaban ahí adentro de ese hall distribuidor…estas tres personas se acercaron a mi padre, lo tomaron fuertemente por sus brazos para llevárselo con ellos. Y en ese momento amenazaron a las mujeres que no los siguieran porque tenían previsto disparar a quien salga de la casa. Esa fue la última vez que lo vimos con vida a mi padre”, relató Clara.
Cuando los secuestraron fue llevado al centro clandestino de detención, tortura y exterminio (CCDTyE) que funcionó en el Destacamento de Arana, y posteriormente fue llevado el 31 de diciembre de 1976 al centro clandestino Comisaría 5ta de La Plata; y trasladado en -al menos- dos oportunidades, desde aquella seccional a Arana.
Finalmente, como se supo luego, fue asesinado en absoluto estado de indefensión el 2 de febrero de 1977, siendo la víctima inhumada como NN en el Cementerio Municipal de General San Martín.
En el año 2010 el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF) identificó sus restos, y uno de los testimonios recuperado por Clara que fue central para dar cuenta de los lugares que estuvo su padre fue el de Carlos Alberto De Francesco, secuestrado el 9 de diciembre de 1976 cuando se encontraba almorzando en un bar sobre la calle 47 entre 1 y 115, frente a la Facultad de Ingeniería, ya que estuvo detenido con Bacchini en ambos CCDTyE.
***
En segundo lugar, prestó testimonio Luis Eugenio Favero, hermano del detenido-desaparecido Daniel Omar Favero. Luis fue secuestrado el 12 de febrero de 1977 cuando estaba con su padre Omar y su hermana Claudia, en su casa ubicada en calle 58 de la ciudad de La Plata, y una patota al grito de “policía, policía” irrumpió a las cinco de la tarde y rompió la puerta. Estuvo secuestrado en la Comisaría 5°, en el CCDTy E Destacamento de Arana y en la Brigada de Investigaciones.
Luis era amigo de Federico Bacchini y describió con detalles todo lo vivido y padecido durante su detención, desde las picanas, torturas y los interrogatorios hasta las estrategias que habían ideado entre ellos, como una regla nemotécnica para recordar los apellidos por si podían comunicarse con las familias.
De este modo, pudo nombrar algunas de las personas con quienes compartió cautiverio, como Juan Carlos Bobadilla, apodado Negro Carmona, y su pareja que le decían la Perica y estaba en el calabozo con su hermana Claudia; Fernando Blanco; Odorisio, Montesino, Ibañez, Iglesias; tres que sobrevivieron, que eran bioquímicos, Carlos de Francesco, Mario Feliz y Miguel Laborde, que por él se enteró que con su hermana estaba Adriana Calvo embarazada; Rafael Antonio Pedreira; Pablo Schmukler, Domingo Moncalvillo.
Finalmente Luis Favero fue liberado junto a su hermana el domingo 20 de febrero luego de trasladarlos a la Comisaría de 55 y 14.
La próxima audiencia quedó programada para el jueves 31 de octubre a las 11 hs, y avanzará la etapa testimonial.