DDHH de la Provincia es querellante y acompaña a los testigos a través del Equipo de Acompañamiento en el juicio que impulsa el Tribunal Oral de Mar del Plata integrado por los jueces Nicolás Toselli, Fernando Minguillón y Martín Podert. 

Son 20 los acusados integrantes de las fuerzas represivas: Vírtom Modesto Mendíaz, Alfredo Manuel Arrillaga, Eduardo Jorge Blanco, Jorge Luis Toccalino, Carlos Alberto Suárez, Rubén E. Miguel Fernández, Carlos Víctor Milanese, Raúl Alberto Marino, Roberto Mario Blanco Azcarate, Raúl César Pagano, Alfredo Raúl Weinstabl, Luis Héctor Bonanni, Daniel Eduardo Robelo, Julio César Fulgencio Falcke, Carlos María Robbio, Héctor Raúl

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En este día 23 del juicio de lesa humanidad avanzó la etapa testimonial con la declaración de la testiga Stella Maris Fonseca, hermana de Néstor Narciso Fonseca: “Supimos del fallecimiento por mi hermano Ángel que trabajaba en Familiares de Detenidos Desaparecidos y se enteró que en la causa Frigerio aparecía como muerto en un enfrentamiento Néstor Narciso, alias Pichila, el 31 de mayo de 1978. Fue con posterioridad que nos enteramos”.

Néstor Fonseca era de profesión carpintero matricero, inició su actividad sindical en Astilleros Río Santiago y militaba en Montoneros cuando fue desaparecido el 31 de mayo de 1978 cuando tenía 37 años. Luego fue asesinado luego por sus captores y sus restos fueron exhumados e identificados por el Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF).

En 1959 fue elegido delegado regional para las 62 Organizaciones Peronistas por la seccional Ensenada de la Asociación de Trabajadores del Estado (ATE).

“Después del golpe del 76, él entró en la clandestinidad, un poco en La Plata, un poco en la costa. Él estudió en La Plata, siendo adolescente ingresó en el taller de Astilleros Río Santiago, a su vez se anotó en el Colegio Nacional a la noche. Ahí empezó a militar con Hugo Bacci en lo que era Educación Libre o Laica. En 1966 se recibió de bachiller, siguió militando y trabajando en Petroquímica Sudamericana, que estaba en Olmos”, dijo Stella.

Y continuó relatando muy conmovida que “en 1972 viajó al exterior, estaba por cumplir 22 años, para la familia se fue a trabajar a Uruguay, estuvo 9 meses sin comunicarse, dijo que estuvo en México, con los años nos enteramos que había estado en Cuba, se encontró con Gonzalo Chávez, otro militante histórico de La Plata”.

Luego detalló que había hecho el servicio militar obligatorio, había estudiado derecho y luego se había anotado en la escuela de cinematografía de Bellas Artes donde se recibió en 1974. A su vez trabajaba en el frigorífico Swiff de Berisso.

“Militaba organizando la Juventud de Trabajadores Peronistas. Cuando cerraron la Facultad, no pudo recibir el título, después ya entró en la clandestinidad. En junio de 1975 hubo un operativo muy violento en la casa de mi madre, en 18, 37 y 38, en La Plata, fueron a la casa del fondo, queriéndose llevar a mi hermano Ángel que vivía con su mujer y sus dos hijos, creyendo que era Pichila. Lo maltrataron delante de sus hijos, robaron, se llevaron todo lo que pudieron, como era la práctica”.

Finalmente, dijo que su hermano se comunicaba con su mamá, desde la casa de un tío retirado de la Marina, usaba ese teléfono y que se había ido a la costa. Y que “en marzo de 1978, recibimos un llamado de él diciendo que por un tiempo no iba a venir. En diciembre del 78 le avisaron a mi hermana que él estaba desaparecido. Fue una compañera de él. En enero de 1979, mi madre presentó el recurso de Hábeas Corpus”.

“Cuando mi hermano Ángel se enteró que estaba desaparecido, se fue a Mar del Plata con ese documento del caso Frigerio y hace todo el recorrido en el cementerio, el 1 de junio había entrado NN. Después vino el proceso de exhumación que se hizo en 1985 y nos entregaron los restos”.

Y sobre la causa Frigerio expresó que figura como muerto en un enfrentamiento, que la pericia dice que “fue por submarino seco” y el sello de la policía dice “que fue por autoeliminación, es decir, que tiene tres causas de muerte”.

Y concluyó diciendo que por algo que había leído “en algún libro, parece que iba con otro compañero que le decían El Zorro, Valente de apellido”.

“Mi madre falleció esperándolo. Nunca se lo pudimos decir. Falleció en 2001, tenía 95 años”.