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BAHÍA BLANCA

TERESA CELIA MESCHIATI: “AL TENIENTE VILLANUEVA LO CONOCÍ EN LA PERLA”

En la audiencia 48 declaró la testigo sobreviviente Teresa Celia Meschiati, y los familiares de las víctimas Benigno Pedro Gutiérrez, Eduardo Colella y Juan Carlos González.

Jueves 16 de Marzo 2023
TERESA CELIA MESCHIATI: “AL TENIENTE VILLANUEVA  LO CONOCÍ EN LA PERLA”
Megacausa Zona V - Bahía Blanca

La víctima sobreviviente de la dictadura cívico militar Teresa Celia Meschiati prestó testimonio en más de diez juicios por delitos de lesa humanidad. En esta oportunidad, fue citada por el Ministerio Público Fiscal para que declare sobre uno de los imputados en esta Mega Causa Zona V, que llegó a su cuadragésima octava audiencia. El acusado mencionado fue el Teniente Coronel retirado del Ejército Argentino Carlos Enrique Villanueva que actualmente cumple prisión preventiva bajo modalidad domiciliaria en la ciudad de Córdoba.

En enero de 1976, con grado de Teniente Primero, Villanueva fue destinado en comisión permanente a la ciudad de Bahía Blanca, integrándose al Departamento II – Inteligencia del Comando del V Cuerpo de Ejército, sede en la que permaneció hasta el 20 de diciembre de ese año. Luego, fue enviado al Centro Clandestino de Detención y Tortura (CCDyT) La Perla, ubicado en las afueras de Córdoba capital.

Teresa Celia Meschiati fue secuestrada el 25 de septiembre de 1976 y estuvo en La Perla hasta el 78, cuando “conocí al Teniente Primero Villanueva. Llegó procedente de Bahía Blanca. Era una persona de un metro 60. Escuché que había nacido en 1949. Era joven, tenía 30 años aproximadamentecuando lo conocimos. Persona delgada, pelo engominado y fibroso. Y tenía ojos de color claros bastante grandes”, detalló la testigo.

“Vino a presentarse diciendo que fue miembro del Comando Libertadores de América y que había estado en Bahía Blanca. El uno era el Capitán González. El destacamento tenía cuatro secciones. Él era el número dos en La Perla en 1978 e iba varias veces a la semana. Para esa época quedaban pocos secuestrados. Se presentó como ‘Villagra’, le decían ‘el principito’”.

Teresa participó en una decena de juicios que juzgan crímenes de lesa humanidad. En esta oportunidad, explicó que “cuando yo testimonio, lo hago en nombre de mis compañeros, aunque sea yo sola. Yo estoy del lado de los desaparecidos. Cuando yo lo conocí a este señor, era una muerta viva, no tenía futuro en La Perla”.

A pesar de que no es un caso que se juzque en esta Mega Causa, Meschiati dijo que le gustaría “preguntarle al teniente primero Villanueva, y que conteste y hable sobre la muerte de Cafrune. Yo fui testigo presencial cuando dijo ‘a este tipo hay que matarlo, no podemos soportar que alguien cante canciones prohibidas porque puede llevar a que otros lo hagan’. Nos habían llevado al festival de Cosquín para hacer número. Me gustaría que responda por Cafrune porque a los pocos días de eso, lo mataron”.

La testigo contó que conoció a tres víctimas que figuran en esta Mega Causa Zona V. En primer término recordó a César Antonio Giordano y Zulma Araceli Izurieta: “Eran militantes de la JP en Córdoba. A él le decían ‘Braco’ y a ella ‘Vasca’. Estuvieron en La Perla. He sido fotógrafa. Tengo memoria fotográfica. Me acuerdo muy bien de Zulma Izurieta, era movediza, alegre. Estuvieron un tiempo y después los trasladaron a Bahía Blanca. Eso lo sabemos por Villanueva”.Otra víctima en este juicio que nombró la testigo sobreviviente fue María Graciela Izurieta, “también fue fusilada en un enfrentamiento en Bahía Blanca. Decían que estaba embarazada de 8 meses”. El cuerpo de María Graciela se encuentra aún desaparecido. Su hijo sigue apropiado.

“Nosotros éramos muertos en vida. Ellos tenían dos vidas.A los muertos vivientes, los militares venían y nos contaban cosas. Y nosotros decíamos que si salíamos vivos, tenemos que contar lo que pasó. En 1980 fue mi primer testimonio. Brindé testimonio en varios países. Conté lo que habíamos vivido”.

Sobre las consecuencias del cautiverio sufrido y antes de finalizar su testimonio,Teresa Celia Meschiati expresó: “En 1979 estaba muy mal físicamente. Me destruyó el campo de concentración. No perdí la brasa interior pero sí me destruyeron psicológicamente.Como no tenía antecedentes, tiempo después de mi liberación hice el pasaporte en la Policía Federal.Logro irme. Córdoba-Puerto Iguazú-Foz-San Pablo. Mis compañeros vascos me pagaron pasaje para Europa y en julio de 1980 llegué a Ginebra, Suiza. Pedí refugio político. Hace 18 años que volví a la Argentina. Es el juicio número once que participo. Lo hago por mis compañeros. Cada vez que testimonio, los vuelvo a revivir. Gracias a ustedes por el trabajo que están haciendo. Que sea justicia”.

 

“Gracias por todo lo que hacen. Por recuperar la memoria”

En la jornada de debate 48 del juicio, también declaró María Rosa Buono, cuñada de Benigno Pedro Gutiérrez, quien se casó con la hermana de le testigo de nombre Azucena Victorina. Pedro fue asesinado en la vivienda de la calle General Paz 237 de Bahía Blanca, a través de un operativo ejecutado por personal armado del Ejército y de la Brigada de Investigaciones de la Policía de la Provincia de Buenos Aires.

María Rosa contó que “ambos eran oriundos de Junín, provincia de Buenos Aires.Desde jóvenes militaron en la JUP, vivieron en Buenos Aires, La Plata y a principios de 1976 se instalaron en la ciudad de Bahía Blanca. En julio de ese año, ya con el gobierno de facto enquistado en el poder, Azucena “nos avisa que habían matado a Benigno, que fuerzas del Ejército lo habían asesinado. Familiares fueron a buscar el cuerpo a Bahía Blanca, volvieron con el cadáver y se hizo el funeral en Junín”.

“Fue una conmoción, todo el mundo los conocía a los chicos.Recuerdo perfectamente que lo velaron y entré al velorio. Dos personas o tres, vinieron como para detenerme y mi padre les dijo,‘ella es María Rosa, no es Azucena’.Decían que pertenecían al Ejército y vestían de civiles. Mi hermana no pudo asistir al sepelio.Al año del asesinato, en la misa recordatoria puedo asegurar que había más presencia policial que fieles”, contó Buono.

Posterior al asesinato de Pedro, ambas familias fueron perseguidas y “teníamos intervenidos los teléfonos. A mi hermana la mataron a principio de 1977en Buenos Aires. Estaba con Mónica Jauregui.Supimos que cuando escucharon las botas, escondieron a los chicos debajo de las camas. El operativo estuvo al mando de Ricardo Miguel Cavallo. Las acribillaron. De esto me enteré en el año 2000, cuando fueron identificados los restos de Azucena, enterrada en una fosa común en la Chacarita”.

Antes de finalizar su declaración, María Rosa Bueno expresó: “Quiero agradecer. Cuando pasan estos hechos traumáticos uno queda muy frágil por mucho tiempo, uno cree que olvida pero se me removieron muchísimas cosas que pensé que ya tenía asumidas. No se termina nunca de asimilar algo así. Gracias por todo lo que hacen. Por recuperar la memoria”.

 

“Lo declararon desertor cuando ellos mismos se lo habían llevado”

Eduardo Colella militaba en la Unión de Estudiantes Secundarios (UES), vivía con sus padres, había terminado de cursar Maestro Mayor de Obras en Mar del Plata y fue convocado a realizar el servicio militar en 1976 con destino Esquel. Nunca más se supo de él.

“Era un ser de buenos sentimientos, buen hermano, buen amigo, buena persona”, dijo su hermana mayor Angélica Mabel, quien fue citada a declarar posteriora la audiencia 44 que se llevó a cabo el 16 de febrero de 2022, donde Ricardo Alberto Yacachury, cuñado de Colella, sugirió en aquella oportunidad que correspondía que ella también brindara su visión de los hechos.

A través de la conexión telemática desde Mar del Plata, Angélica contó que su hermano “fue citado dos días antes del golpe militar de 1976, para realizar la conscripción en Distrito Militar Tandil. Luego nos enteramos que lo trasladaron a Esquel. Desarrolló normalmente en el servicio militar. Salían a hacer expediciones a caballo por la montaña y los lagos. Su capitán lo tomó como ayudante, como secretario, fue distinguido como dragoneante. Manejaba el auto del capitán”.

“El 10 de noviembre de 1976, a la noche, estábamos viendo la televisión y tuvimos un allanamiento en casa, muy violento. Cuatro hombres grandotes con armas largas, prepotentes, llegaron en un Fiat 1500 color bordó. Primero dijeron que eran de la policía, luego del ejército. Preguntaron por mi hermano pero no sabían que estaba bajo bandera. Uno interrogaba, los otros se desplazaban por la casa buscando algo. Era personal de civil. Se centraron en buscar en la habitación de mi hermano.Se llevaron sus cartas”, recordó Angélica.

Luego del allanamiento, la hermana de la víctima junto con su padre fueron“a un teléfono público. Y llamamos al regimiento, hablamos con Eduardo. Lo primero que me preguntó es si estábamos bien. Él se quedó muy sorprendido con la noticia. Y se alegraba de que estemos bien. A partir de ahí dejamos de tener noticias suyas. Seguimos llamando, y no decían que no podía atender, que estaba de comisión, siempre nos respondían con evasivas”.

“Mi padre decidió viajar a Esquel con mi tío. Se presentaron en el Regimiento. El Capitán Cinto lo recibió y el jefe del regimiento Eugenio Chércoles también. Cinto le dijo en forma reservada que el 12 de noviembre fue detenido mientras estaba de guardia y fue llevado a la Gendarmería Nacional de Esquel luego de ser despojado de sus pertenencias. Algunos compañeros de Eduardo le dijeron a mi papá que vieron movimientos. Que a dos se los llevaron encapuchados y esposados hacia un avión, con destino desconocido”, relató Angélica.

De regreso hacia Mar del Plata, Colella padre, pasó por Bahía Blanca y fue recibido porAbel Catuzzi el 21 de diciembre. ‘Acá si entra una mosca o sale una mosca, yo me entero, si su hijo entró yo debería saber’, espetó el militar.

Angélica dijo ante el Tribunal Oral Criminal Federal (TOCF) que “en febrero de 1977, recibimos una carta del regimiento firmada por Chércoles, diciendo que a Eduardo lo habían detenido por tener relación con elementos subversivos y luego fue liberado y pretendían que vuelva a su destino. Pero como no ocurrió, se le iniciaban actuaciones por deserción. Esa fue la última noticia que tuvimos del Ejército. Nunca supimos más nada de él.Lo declararon desertor cuando ellos mismos se lo habían llevado”.

“Estábamos muy instruidos los militares para hacer desaparecer gente.Tenían todas las herramientas legales para juzgar gente. Pero querían limpiar la ideología de la gente que pensaba en derechos, en justicia, en un país mejor.Los que hicieron esto, se reconvirtieron con los añosen buenos vecinos, buenos empresarios. Yo digo que Mar del Plata es un gran refugio de esta gente. Algunos de ellos tuvieron un juicio, al que ellos no les permitieron tener a quienes detuvieron y eliminaron. Provocaron genocidio”.

“Como seres humanos obraron de lo peor.Nos cambió la vida a todos. Y el dolor que nunca vamos a tener respuesta de los responsables que torturaron y mataron.Uno sigue con la vida, obvio que sigue… pero el dolor de esto ha afectado a toda la familia. Después de tanto tiempo, parece mentira que no se sabe la verdad.Valoro mucho los juicios, están poco difundidos. La gente va por la calle y ni se entera. Los medios no hablan de esto. Tengo miedo de que esto algún día de esto tenga una repetición. Porque los poderes económicos que acompañaron el golpe siguen estando ahí, siguen manejando la situación”, concluyó Angélica.

 

“Mi madre lo buscó durante muchos años. Hasta que lo dieron por muerto”

Por último, de manera presencial, declaró Alejandro Gabriel González, hijo de Juan Carlos, quien tenía tres años cuando su padre desapareció en Tartagal, Salta, ciudad a la que había sido trasladado por trabajo. “Lo único que recuerdo es que en mi domicilio teníamos detrás un terreno baldío, y una vez bajó un helicóptero y varias personas hicieron pozos alrededor de mi casa. Eso fue posterior a que mi padre viajara al norte”, contó Alejandro.

“Mi madre, Silvia del Carmen Abarzúa Yañez, lo buscó durante muchos años. Hasta que lo dieron por muerto. Fue a todas las comisarías y hospitales. Ella estaba embarazada de Natalia Carina y vivíamos con mi hermano mayor de 5 años, Carlos Miguel. A mi hermano lo mandaron a Tornquist y yo estuve en hogares del niño desde los 7 años hasta los 12. Fue complicado en cuanto a la crianza”. Esta desarticulación familiar, según Alejandro, tuvo que ver “totalmente con la desaparición de mi padre”.

 

Próxima Audiencia

El jueves 23 de marzo a las 9 horas continuarán las jornadas de debate en el TOCF de Bahía Blanca. Se pueden presenciar las mismas en Lavalle y Chiclana con presentación del DNI o a través del canal de YouTube de la Subsecretaría de Derechos Humanos: www.youtube.com/derechoshumanospba